jueves, 21 de agosto de 2008

DÍA MUNDIAL DEL FOLKLORE


Por Antonio Muñoz Monge
Escritor y periodista tayacajino
El 22 de agosto de 1846, el anticuario inglés William Thoms, bajo el seudónimo de Ambrosio Merton, publica una carta en la revista The Atheneum, (El Ateneo) de Londres, donde por primera vez se utiliza la palabra Folklore, (compuesta de dos vocablos ingleses, Folk, que significa pueblo y Lore, saber, conocimiento).

Desde entonces la palabra ha recorrido todo el mundo y ha servido para recordarla cada 22 de agosto, poniendo a la palestra el riquísimo conocimiento popular en sus múltiples manifestaciones, como la música, el canto, literatura oral, culinaria, vestimenta, etc.

En 1964, el escritor y antropólogo, José María Arguedas escribe cinco artículos bajo el título, ¿Qué es el Folklore?, en la revista “Cultura y Pueblo”, órgano de la entonces Casa de la Cultura. Muy didácticamente y con su característico lenguaje sencillo, explica los fundamentales conceptos de esta disciplina, que hoy (22 de agosto) recordamos en ocasión del Día Mundial del Folklore.

La palabra folklore, ha venido resultando una forma de sello, con el que se marca o distingue las diversas manifestaciones del saber tradicional de las clases populares. Saber tradicional que se aprende mediante la explicación oral irregular, la que utiliza el pueblo que no ha recibido instrucción escolar o que es analfabeto.

Ellos explican las enseñanzas comunes a viva voz y en cualquier momento del día. Así, señalan cómo deben y pueden hacerse ciertas actividades, de qué modo debe comportarse el hombre en diversas circunstancias, cuál es el origen de las cosas, etc. Esta sabiduría tradicional que sobrevive en el pueblo la estudia el Folklore.


Pero el folklore, según la definición, no puede existir sino en los pueblos que poseen dos clases de habitantes, “ según su grado de conocimiento del mundo y su facilidad para fabricar cosas útiles”: una capa “superior”, que ha llegado al colegio y universidades y que por lo tanto posee el conocimiento científico y el pueblo que solo domina el conocimiento tradicional. El pueblo inventa al oído su música, el culto “inventa” música después de haber estudiado este arte.

Como consecuencia de que la Etnología y Antropología, tocan campos del folklore, éste es considerado como encargado de estudiar solamente la literatura oral: mitos, leyendas, cuentos y las artes directamente relacionadas con ella: la música y la danza.

Como el pueblo no sabe leer ni escribir, inventa relatos y los narra y así, satisface su afán de poder recrear y explicarse el universo que le rodea.

Así mismo, el folklore ha demostrado que no existe diferencia entre el proceso de creación de la literatura oral y el de la literatura escrita. La intención y su desarrollo son los mismos. Por otro lado, para el folklorista o el antropólogo, el cuento oral es una fuente de conocimiento del modo de ser de cada pueblo.

El cuento oral o folklórico, aparece para recrear y para hacer resaltar las normas que se deben respetar o para criticarlas. Fundamentalmente, es un documento de valor no solo literario, artístico, sino social, etnográfico, por eso, como dice José María Arguedas, “resulta peligrosísimo alterar esos cuentos con la pretensión de mejorarlos o “adornarlos”. Quien introduce detalles de su invención comete pecado muy grave contra el patrimonio de nuestro pueblo.

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Imagen 1: Víctor Humareda. "El baile de la tijeras". Dibujo a carbón.
Imagen 2: Retablo de Eleudora y Mabilon Jimenez.

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