miércoles, 28 de enero de 2009

LOS ABIGEOS


CUENTO: LOS ABIGEOS

Las luces del alba encendían cada vez más la cima del Waqrawillca, gran Apu de las montañas andinas; las sombras de su negro crestón eran desalojadas sutilmente por los rayos primerizos del Sol; encendiendo por el oriente, flancos de nubes vestidas de púrpura con sombra gris. Los ichus chiflones enmudecidos por el manto blanco de la escarcha y la negra superficie de la tierra terciada por el chiclanco, mostraba sus primeras formas acompasados por el monótono concierto matutino de los animales lugareños que despertaban en sus estancias.

Austera como todas las mañanas, despertaba la comunidad de Rayán; entre el arrebol y las auras sorprendió el claro a una que otra casita humeante que mecidos por ventiscas frías se esparcían sin rumbo, mezclándose en el ambiente con el inmoble olor a estiércol. Todo parecía igual; el tiempo empezaba a transitar por los mismos caminos; esos caminos serranos, cual arrugas marcadas en el viejo rostro de la cordillera andina, se perdía entre lomas y quebradas como guías de caminantes citadinos; las reses bramaban igual, los perros seguían husmeando las huellas de sus dueños que con porongos en mano volvían de algún puquial aledaño para cocinar la merienda del día.

Se cruzaban las venias y los saludos, y en la pequeña plazuelita ya se juntaban uno que otro comunero para comentar sobre el estío, el perjuicio de sus siembras y la falta de alimento para sus ganados.

-- Anoche robaron la casa de Julián Curo – dijo al llegar agitado un maqtillo de ponchito corto, un lapichuco cubría su testa; sus pies sin color aguaitaban de los llanquis de jebe. Todos en busca de la noticia corrieron a la casa de Julián.

Doña Antuca no dejaba de llorar balbuceando su queja, su rostro pálido avizoraba el susto mezclado en pena, y de rato en rato se jalaba la cabellera desgreñada en señal de desesperación. –Dicen que eran los “compañeros” – comentó don Julián -- ¿Cómo van ser “compañeros”?, san llevao mis dos nuvillos, mi carnirito tamben, hasta a mi Vicintita han abusao, yo conozco a eses desgraciados.


Los pobladores altruistas siguieron el rastro por el camino hacia Accoyanca, pero estos se perdían en el sendero guijarroso que lleva hacia las cumbres del Waqrawillca. Todo hacía sospechar que habían venido de Chuspi.

Se comentó del hecho durante los días siguientes, hubo alarma entre la gente; el temor reinante sacudió en desvelos a los comuneros de Rayán, pero el tiempo, bálsamo del olvido, fue medicina para la tragedia de Julián Curo y al fin quedó como un suceso más para la comunidad…

Una madrugada, mucho más temprana que todas, otra vez se alarmaron los comuneros de Rayán; esta vez dos hermosos novillos del viejo Ceferino Soto había sido presa fácil de los malhechores. A la hora en que todos dormían el sueño propicio, llegaron como cuatro runas con chalinas, ponchos y gorras que les cubrían el rostro; llevaban linternas y machetes; ingresaron sigilosamente y una vez dentro de la casa, ataron con sogas a los dueños e hicieron de las suyas; solo un chiquillo de la casa había logrado esconderse en el gallinero y cuando ya se fueron los ladrones pudo correr a avisar con llanto trémulo a la casa del Agente Municipal.

Don Ceferino había reconocido a uno de ellos – Era ese canalla Anselmo Carhuapoma; ese es pues de la comunidad de Lloqe, a la vista su nariz chuico; seguro han llevao mis ganaditos a la feria de Tucuqasa...

Formaron un grupo de recios comuneros para seguirlos; con sus perros ovejeros, hacían husmear las huellas de los cuatreros; preguntando por el camino a quiénes se encontraban. Una que otra pista, hasta verse consumidos por esos caminos cobrizos de la serranía y no dar con los ladrones. Pero alguien se enteró que Anselmo Carhuapoma había vendido ganados a unos comerciantes de Anco y volvieron con esa noticia.

En la reunión comunal el Agente de Rayán alzó la voz para decir—La semana pasada fueron vistos dos de los ladrones en la feria sabatina de Tucoccasa; Anselmo Carhuapoma y Elio Machuca; esos desgraciados se hacían pasar como comerciantes ganaderos en todas las ferias de la zona; ese tal Jacinto Poma de Huancay, el Honorato Montero de Occoro, y algún soplón más que vive en la comunidad vecina de Accoyanca. Tenemos que capturarlos, ya los conocemos quienes son; no hay que bajar la guardia – La comunidad ya estaba organizada.

Una nochecita de esas que recién se iniciaba; cuando recién dormían las gallinas, el Teniente de la comunidad alarmó al pueblo con su sonoro silbato; todos acudieron a la plazuelita; era reunión comunal; cuando ya todos juntos, grandes y pequeños, niños, ancianos y jóvenes; la autoridad blandió su castellano mal masticado con voz aguda sobre la plebe – Queridos compoblanos, les he llamao para comunicarles que ayer en la madrugada, los valientes compañiros de la cumunidad de Ranra han capturao a varios abigios y lo han llevao a las autoridades de Pampas; hemos pensao ir algunos compañeros para edentificar y reclamar lo que nos han robao, que dicen ustedes--- Todos, a una voz aprobaron la propuesta.

Formaron una comitiva y en la madrugada antes que cante el gallo ya los comuneros se perdían entre las sombras de la noche por el camino sinuoso y escarpado rumbo a las cumbres del gran Waqrawilca, rumiando sus esperanzas de por fin hallar justicia para sus males. Después de tanta travesía al dar el medio día, ya la comitiva estaba bien plantada en la Comisaría – Somos Autoridades y comuneros de Rayán, queremos reconocer a los ladrones; a nosotros también nos han robao -- El policía de turno recibió la denuncia y los llevó donde los detenidos; tras las rejas del calabozo pestilente y frío estaba Honorato Montero como un león enjaulado; se movía de un lugar a otro, su rostro raído y sus contados bigotes raciales estaban como marchitos y demacrados. Anselmo Carhuapoma; fresco como la lechuga, no le hacía mella la “jaula” era como un triunfo más en su haber, renqueado en las batallas del mal, abigeo de renombre, ya no temía nada una raya más al tigre no le hacía diferente, mas bien fulminó a los comuneros con mirada amenazante; su nariz aguileña destilaba un sudor incesante; su semblante sin resignación avizoraba su pronta salida. Entre ellos estaba un muchacho más asustado que todos, el hijo de Gregorio Pacuri de la comunidad de Accoyanca, lloraba en la celda balbuceando mil arrepentimientos. Y había un cuarto varón más, muy cholón y desconocido, pero fornido; calzaba botas de cachaco.

Los policías bien “machitos” en su comisaría, luego de la inspección les dijo con ronca voz – Vayan no más; estos carajos se podrirán en la cárcel – y volvieron con ese consuelo creyendo en la palabra de la autoridad. Misión cumplida y ya no habrá más robos; todo Rayán ha creído la noticia. Y, pero… ¿Los novillos y carneros de Julián Curo?... y… ¿Los enormes toros de Ceferino soto?,… y… ¿Los otros robos de la comunidad?,… ¿que será de eso?..., eran las preguntas que nunca tuvieron respuesta. Todos volvieron a sus quehaceres.

Después de dos semanas corrió la noticia…-- Han salido de la cárcel—pero ¿Quién sabe como?, otra vez se alarmaron los campesinos, se convencieron que la justicia estaba lejos de su alcance—Ya no hay que creer en las autoridades—dijeron y empezaron a organizarse en rondas; pues, presentían que, cualquier noche serían visitados por esos canallas vengativos.

Las reuniones eran con frecuencia en la casa de Petronila Layme que estaba ubicado en la plazoleta. –Tenemos que cuidarnos y capturar a esos perros – decía el agente Celestino Quispe – para los pobres no hay justicia, con la plata de sus robos habrán pagao, por eso han saliu rapidito.
--Pero tenemos que ser unidos todos, así como los dedos de las manos, sin cobardías; aquí en Rayán se acabaron los cobardes—replicó el tal Justino Oronccoy—Tenía media completa el joven, por eso hablaba así y era asediado por las mozuelas de Rayán.

Después de cinco meses a la media noche se quebró la rutina, ingresó la alarma por la entrada oeste del pueblito, se oyó el silbato sórdido y desesperado de los ronderos; los perros ladraban con furia; todos empezaron a salir de sus casuchas, eran las primeras horas de la madrugada, sogas, palos, hondas, huaracas, todos a correr – Rateeerooooo…, currimuychic carajo – se oía las voces desde la casa de Oswaldo Mitma; trepando muros y cortando caminos llegaron al lugar, había un desorden, Teófila; su mujer, estaba prendido de los pelos de un cholo flacuchento – Este desgraciado es… kaymi, kaymi – y no lo soltaba. Ante la turba no podía resistirse, lo hicieron un blanco de golpes por doquier, descalzo y sangrando lo llevaron a la plazuelita y lo ataron a un palo. Los golpes se repetían una y otra vez – rimay carajo, quien es tu compinche – y más golpe.

Los gallos ya daban su monótona clarinada y los comunes ya estaban borrachos; el cholo sangraba por todas partes balbuceando incoherencias entrecortadas. Y ya al rayar la aurora entre dos luces, entraban por el camino que viene de la quebrada; otro grupo de comuneros, traían a golpes a otro cholo sangrante de mediana estatura atado con una soga, pusieron junto con el compinche y más golpe. Los comuneros seguían bebiendo más trago y propinando de golpes a los capturados.

Antes que ilumine el Sol las tierras cobrizas de Rayán; los capturados ya no respiraban. – Ya no respiran carajo, están freyos – grito Amadeo Vilca; estaba borracho – están muertos, ya nos jodimos, aurachalla.

Cállate carajo, cállate – lo reprimió Justino Oronccoy – Ahora que haremos.

Los comunes se alarmaron a pesar de estar adormecidos por el trago y el desvelo de la noche; estaban asustados.

Pero, alguien dijo; -- Nades ha visto nada, no cuenten nada, solo cuatro valintes vamos a saber el destino de estos pierros misirables – y llevando los cadáveres en dos burros temblorosos por el frío, se perdieron en la lomada de Muyuna y no se vio, ni se supo más, nadie reclamó nada.

Al medio día volvieron los cuatro comunes bien borrachos y con los labios verdosos de tanta picchada; se encantinaron donde mama Petronila sin hablar del asunto.

Era la justicia, su propia justicia; desde entonces no se vieron abigeos en Rayán; ellos lo hicieron señor…todos… y ahora no hay más robos…

Autor: Miguel Angel Alarcón León
De: Cuentos Andinos y Poesías
Imagen: Oleo de Pérez Lara

jueves, 22 de enero de 2009

LA FIESTA DEL 20 DE ENERO


Pampas Tayacaja, la capital energética del Perú, celebra una festividad que, con mayor autenticidad, fototipia su intensa devoción religiosa y la continuidad de su prístina tradición.

Es la Fiesta en honor de la Virgen Purísima, patrona de la ciudad, que se celebra el 20 de enero. Durante esta fecha, el mismo cielo ostenta u azul inverosímil y pareciera que los eucaliptos, en caravanas interminables, estuvieran floreciendo brujos cariños.

El mes de enero de cada año constituye la ocasión largamente esperada por los pampinos. Miles de fieles llegan desde diferentes puntos del país para participar en las festividades de la Virgen Purísima, patrona del pueblo, a quien se atribuye cientos de milagros concedidos. Los devotos depositan ofrendas y visitan el templo San Pedro. El sentimentalismo les invade el alma al observar su hogares y los paisajes, pues esa visión les remonta a tiempos de infancia y juventud.

La fiesta representa una ocasión para que el pueblo, en su conjunto, se confunda sin distinciones en algarabía y confraternidad únicas.

INICIO DE LA FIESTA
Los mayordomos de la tradicional fiesta, embriagados de profunda fe y devoción en la Virgen, inician con el Yaucupacuy o recordatorio (octubre o noviembre).

El 10 de enero se inician los festejos, a cargo de un novenante por día. La primera actividad que cumple el novenante, luego de recibir su turno correspondiente se inicia en la tarde con el arreglo del trono de la Virgen.

Concluida la liturgia religiosa recién se inicia la víspera, procediéndose a la quema de cohetes y castillos., se elevan las llamadas luminarias, globos aerostáticos de papel al son de alegres piezas ejecutadas por la banda de músicos. Se encienden las fogatas en las esquinas de la plaza. Los asistentes saborean los tradicionales “calientes”. El baile general dura hasta las primeras luces del alba, hora en que la posta es entregada al siguiente novenante.

RECEPCION DE MUSICOS
El día 18 aproximadamente a las 3.00pm los mayordomos cumplen otra secuencia tradicional de la festividad llamada “recepción” que consiste en ofrecer la bienvenida a la orquesta típica y banda de música que participaran en las celebraciones de la Virgen Purísima. Para el efecto, todo el pueblo se congrega en el conocido puente de Rumichaca. Desde este lugar al son de alegres tonadas, la concurrencia se dirige a la Plaza principal que luce un ambiente festivo y posteriormente, se encaminan a la vivienda del encargado del remate. Llamada así a la última novena.

Luego de la misa, como Víspera de la festividad, es el momento de quemar castillones de fuegos artificiales, además de bombardas, cohetes y luces multicolores. Todo el pueblo se suma a la fiesta, reconfortados con el popular “calientito”, haciendo fogatas, cantando y bailando al compás de la orquesta y banda.

VISPERA
El día 19 por la mañana, los mayordomos y numerosos fieles proceden a visitar los hogares de las personas que han ofrecido las prendas para la Santísima Virgen Purísima. Estas son vestimentas y ornamentos: manto y saya, corona, cabellera, anillo, collar, enagua, escarrilera, puño y pechera, velo, aretes, sortija etc. Todas las joyas son de oro de alto kilate.

En horas de la tarde los devotos asignados proceden al arreglo del trono y andas de la Virgen. A las 7pm se realiza la solemne Misa de Víspera, ofrecida por devotos.

La tradicional víspera a cargo de los mayordomos, tiene la misma secuencia de las anteriores novenas, es decir, la parte litúrgica y la quema de chamisas (ramas secas) en las cuatro esquinas del parque, quema de cohetes de arranque, luces de Bengala, globos aerostáticos de papel cometa, encendido de farolitos multicolores. En un gran derroche de dinero se queman no menos de 50 castillones de 10 a 20 tiempos, gran cantidad de las denominadas bombas japonesas. Igualmente se cuenta con la aparición del temible “runa toro” (hombre toro) quien convenientemente disfrazado, acomete a los espectadores lanzando un chorro continuo de llamas, chispas de pólvora, así como reventando cohetes y los clásicos buscapies. (buscapikis).

Hay brindis de calientes y licores en la Plaza principal hasta el amanecer.
DIA CENTRAL
A las seis de la mañana es la Gran Diana, que en esencia constituye la salutación emocionada a la Virgen Purísima en su grandioso día, se procede luego a la salva de 21 camaretazos y a las 7 de la mañana se arreglan los arcos en las principales calles de la ciudad por donde irá la procesión.

La misa del día central es oficiada a las 10 de la mañana por el párroco, con asistencia de las autoridades y el pueblo en general, reviste una solemnidad incomparable. Los fieles elevan sus oraciones con gran devoción, el espíritu religioso invade todos los ambientes y corazones, ambiente que le confiere a las festividades una plena muestra de fe y devoción por la Purísima.

Luego de la solemne celebración de la santa Misa, continúa la procesión de la Virgen por las principales calles de la ciudad. Al paso de la Santa Patrona los fieles le arrojan pétalos fragantes de azucenas y simprevivas y se elevan cánticos y plegarias que le piden felicidad, mientras las campanas repican sus tañidos durante toda la procesión.

Terminado el oficio religioso se reparten las tradicionales estampitas, fotografías, almanaques, recordatorios, etc. cuya producción está a cargo de los fieles devotos.

Posteriormente se ofrece una gran champañada con bocaditos ofrecidos gentilmente por alguno de los miles de devotos.

En horas de la tarde se realizan dos actividades costumbristas: el gran Jalapato(*) y el Cortamonte a cargo de padrinos especiales y programa a parte.

DIA 21
A las seis de la mañana, se efectúa la Diana, a las 10 la solemne misa de bendición a cuyo término se precede a la ferviente y consagrada procesión de la Virgen, en esta ocasión solo se efectúa en el perímetro de la plaza principal.

Por la tarde el distrito de Daniel Hernández (Ccarhuaturco) es el escenario de la tradicional y entusiasta recepción de toros. Los obligados que así se denominan a los que obsequian toros, lucen briosos corceles y hermosas indumentarias típicas.

Por la noche baile general en la Plaza de Pampas.

DIA 22
El tradicional barrio de Chalampampa, cuna de poetas, pintores, y músicos es testigo de la entrega de los toros de muerte. El cerro San Cristóbal, Apu de Tayacaja; es el escenario de este acontecimiento tradicional.. En dos días de recepción el mayordomo recibe en calidad de donación aproximadamente 200 toretes.

En la noche se realiza un gran banquete de agradecimiento, ofrecida por los mayordomos a los señores novenantes, obligados, colaboradores y familiares.

DIA 23
Por la mañana se precede al recojo de las divisas (Cojines de colores adornados con una pequeña muñeca o a veces flores, con cintas de colores para ser sujetada en el lomo del toro que saldrá al ruedo). Estas prendas artísticas son confeccionadas por hábiles manos pampinas, fieles devotas de la Virgen.

Al medio día es la recepción a la cuadrilla de toreros llegados desde la capital, Sicaya y otros lugares de tradición.

A las 3pm se inicia la Gran Tarde Taurina en la que se aprecia el valor y clase de los toreros. Es asimismo de esperar que algún espontáneo lugareño premunido de poncho y/o saco parodie los mas logrados pasos de los diestros de la tauromaquia.

Al concluir la tarde taurina toda la ciudadanía premunidos de su respectivo “caña quinto” bailan el tradicional toril, dirigiéndose con sus respectivas parejas hasta la plaza principal, donde la fiesta continúa.

DIA 24
Los mayordomos ofrecen al pueblo el tradicional banquete general. Se sirven platos típicos de la zona. Aquí se elige a los nuevos novenantes y mayordomos, los devotos se inscriben con una colaboración voluntaria, consistente en el obsequio de una vaca, un cordero, un chancho, licores, recordatorios, hasta la contratación de un músico, pasando naturalmente por la ofrenda de las damas.

Ese día se efectúa el tradicional “paskakuy” y mas tarde en un marco de recojo espiritual, los mayordomos hacen entrega de la Corona y La Luna de la santísima Virgen Purísima a los nuevos mayordomos.

Es tan arraigada en el pueblo esta fiesta que anualmente, los tayacajinos residentes en la capital (y otras provincias del Perú) retornan a Pampas para rendir homenaje a la Virgen. Cierto sin embargo, creemos que paralela a la devoción, existe la razón de orden sentimental, retornar con ardor antiguas vivencias o amoríos para rejuvenecerse y asumir con decoro las peripecias en el inextricable tráfago del humano vivir.

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(*) Jalapato. Desde Saposaqta condenamos esta práctica cruel y salvaje, e invocamos a futuros mayordomos y autoridades sensibles, abolir esta diversión primitiva e inhumana.

Del Libro: ”Celebración de la Virgen Purísima Patrona de Pampas Tayacaja”
Autor: Carlos Zúñiga Segura. Ediciones Opamayo, Lima enero del 2007

sábado, 17 de enero de 2009

ORIGEN HISTORICO DE LA FIESTA DEL 20 DE ENERO

Culminada la Batalla de Ayacucho el 9 de Diciembre de 1824, los integrantes del derrotado ejercito realista iniciaron su retirada hacia la costa, en pequeños grupos con el fin de embarcarse a España.

Una de estas fracciones al mando de Carratalá, optó su retorno hacia Lima tomando como ruta la que tenía como punto de referencia la ciudad de Huancayo.

Tras agotadora jornada la tropa llegó a la localidad de Tocllacuri, ya en juridicción de la provincia de Tayacaja, el día 19 de enero de 1825. En vista del cansancio Carratalá decidió pasar la noche en ese lugar, no sin antes comisionar a uno de los soldados dirigirse a la ciudad de Pampas y advertir a los pobladores que, si no le entregaban un fuerte cupo, a su paso incendiaría la ciudad y haría tocar degüello.

Los habitantes, ante la amenaza, decidieron salir al encuentro del soldado español con el mayor de los argumentos, es decir, llevando en andas a la Santísima Virgen Purísima, patrona de los pampinos, en cuya misericordia confiaban plenamente.

En efecto, el día 20 de enero con el canto madrugador y alborozado de torcazas y jilgueros los pobladores se encaminaron al encuentro con Carratalá. La procesión de la Virgen hizo un alto en el paraje denominado Rundo; allí llegaron los realistas. Carratalá, de primera instancia mostró su “poder” y decisión, sin embargo al ver la imagen la Virgen Purísima, comenzó a sudar frío. Bajó de su caballo, se arrodilló y se persignó humildemente, luego, con que ya no era de mando, dijo: “¡Devuelvanla inmediatamente a su templo, no soy digno de que la Virgen salga a mi encuentro!”

Casualmente, la noche en que el español durmió en Tocllacuri, soñó a una bella mujer que el decía: “Carratalá, cuidado con mis hijos, a ellos los protejo día y noche”. En la procesión, precisamente, el jefe realista identificó el rostro de la bella mujer que vio durante el sueño con el de la Virgen Purísima patrona de Pampas.

Carratalá y su tropa pasaron por Pampas, rumbo a Huancayo. Algunos memoriosos cuentan que en su breve estadía en la ciudad, buscando un lugar donde asearse, llegaron hasta el barrio de Chalampampa encontrando un puquial de aguas cálidas que ciertamente les cayó bien en los tiempos de frío como son los días de enero.

Los pobladores que conocían, el puquio se asombraron ante la noticia de la tibieza de sus aguas pues siempre las habían sentido frías, considerando este repentino cambio de temperatura como un milagro más de la Virgen.

Desde entonces, el pueblo agradecido y conmovido por la protección de su venerada patrona, decidió rendirle culto el 20 de enero de cada año y los festejos de fervorosa devoción que hasta hoy perduran, seguira sin duda mientras exista un pampino en la Tierra.

Del Libro: “Celebración de la Virgen Purísima Patrona de Pampas Tayacaja.
Autor : Carlos Zúñiga Segura
Ediciones Opamayo.- Lima enero del 2007

martes, 13 de enero de 2009

FLOR DE LUCERO


SAPOSAQTA presenta un Video Clip grabado por Qary Bastidas, cantante peruano radicado en Europa, cuyos versos pertenecen al poeta y escritor pampino Carlos Zúñiga Segura.

Algunos textos han sido ligeramente alterados por el cantante, pero el texto original es el que ofrecemos en calidad de primicia.

FLOR DE LUCERO

Hoy que recuerdo tiernas vivencias
en mi corazón está tu nombre
Flor de lucero bella pampina
mágico aroma de amor primero

A las orillas del Opamayo
nos prometimos amor eterno
pero olvidando esas promesas
sin causa alguna nos alejamos

Ahora que vuelvo a Tayacaja
en su campiña siento nostalgia
entre las flores veo tu rostro
ojos de cielo, puquial de sueños

Con la ternura de mi cariño
los pajarillos beben rocíos
todo es ventura dentro del alma
cuando florecen las esperanzas

Fuga: Apanqorachay

Autor: Carlos Zúñiga Segura
Imagen: José Cochachi



lunes, 5 de enero de 2009

HISTORIA DE TAYACAJA


La cultura Warpa surge entre los 200 y 300 años dc y alcanza su mejor etapa hacia los 500 años Dc. Esta cultura se asentó en las provincias de Acobamba, Angaraes, Tayacaja, Churcampa, el norte de Castrovirreyna y en Huanta, La Mar y Huamanga, en Ayacucho. Era una cultura teocrática, que recibió influencias de la cultura Nazca y de la cultura Tiahuanaco.

Viene luego el período entre los años 1200 y 1470 Dc. Donde los reinos locales o Ayllus conformaron reinos confederados.

El reino Chanca fue un pueblo de agricultores y pastores que dominó valles y punas de Huancavelica, Apurimac, y Ayacucho.

Entre los restos y sitios arqueológicos prehispánicos encontrados en el departamento se tiene a Tambo Machay en Acostambo, Chucto y Coto Pata en Salcabamba, Pumatana en Salcahuasi Aya Orcco en Daniel Hernández, Cconchopata en Surcubamba.

Luego con Pachacamac se dio inicio a la gran expansión inca. Los territorios de Huancavelica fueron conquistados, a pesar de la rebeldías que ofrecieron las etnias establecidas. La confederación se disolvió, los pobladores chancas fueron trasladados a otras zonas, quedando grandes extensiones de territorio despobladas, por lo que el inca Pachacutec, vencedor de los chancas, ordenó su repoblamiento, y los pueblos fueron reemplazados por mitimaes quechuas, para pacificar y asimilar al poder inca en toda la región. Para 1458 y a fin de consolidar su fuerza, los incas repoblaron el territorio de Huancavelica enviando a Acobamba, Angaraes, Tayacaja y Huaytará a gente de Abancay, Andahuaylas, Vilcabamba, Cajamarca y Quito. Mientras que los Angaráes originarios de Huancavelica fueron trasladados a Chuschi y Cachancancha.

En cuanto al ámbito regional, la actual provincia de Tayacaja ya existía en 1582 como un repartimiento asignado al cronista y conquistador Miguel de Estete, quien fuera uno de los encargados de recoger el pago del rescate en oro y joyas de Atahualpa.

El 18 de junio de 1594, Lázaro Yupa Inga Vacachi se presentó ante el Comendador Gabriel Solano de Figueroa, Presbítero y Juez Visitador de la juridicción de Huamanga, afirmando ser dueño de extensas tierras en el pueblo de Pampas Tayacaja. Lo hicieron Gobernador-Casique principal.

Mas o menos a fines del siglo XVI, cuando Huancavelica resultó ser un emporio de riqueza, muchos españoles que no pudieron ser favorecidos con posesiones en Huancavelica, se atrevieron a colonizar diferentes lugares como Lircay, Castrovirreyna Izcuchaca, Paucará, con el nombre de encomiendas o curatos que dependieron de la intendencia de Huamanga.

En Tayacaja unos se establecieron en Huaribamba que por entonces se convirtió en un centro importante, otros en Salcabamba, Acostambo, Mayocc y otros lugares dándoles la configuración arquitectónica de la época.

NOTAS SUELTAS del Libro “Historia de Huancavelica” (Tomo I) de Federico Salas Guevara Schultz. Primera Edición Lima Noviembre del 2008