jueves, 11 de septiembre de 2014

DIA DEL GEOLOGO (17 de Setiembre)



El 17 de Setiembre se celebra en el Perú el DIA DEL GEOLOGO, aquel profesional importante para el desarrollo de los pueblos, aquel que estudia  las riquezas que genera la madre tierra. Los geólogos se especializan en minería, en petróleo y otros de geotecnia, es decir estudiando el comportamiento de la materia rocosa en grandes obras civiles como puentes, represas, túneles, centrales hidroeléctricas.

Nuestra provincia de Tayacaja ha contribuido con estos profesionales quienes brindaron sus conocimientos en grandes proyectos mineros, petroleros y geotécnicos.

Este Blog Saposaqta quiere rendir un sentido homenaje al Ingº Cèsar Landa Tovar quien elaboró el estudio “Geología del Cuadrángulo de Pampas” para el Servicio de Geología y Minería en el año 1964. Este valioso documento sirvió para elaborar el proyecto de la Central Hidroeléctrica del Mantaro. Aquí se utilizaron aerofotografías donde se mostraban las quebradas y montañas por donde discurría el Río Mantaro y se pudo conocer que entre las localidades de Kichuas y Campo Armiño había un desnivel que podía utilizarse para poder trazar un tunel de 20 Km. para  llevar las aguas represadas entre estos dos puntos y crear una caída de 800 metros para generar mediante las turbinas una gran energía eléctrica para alimentar a muchos departamentos del Perú.

Pampas ha dado muchos geólogos al Perú como el ingº César Landa quien nos adelantó en el viaje al más allá. A ellos nuestro homenaje y gratitud eterna en este día 17 de Setiembre. Nos permitimos ofrecer esta semblanza de este profesional.

 EL GEÓLOGO

 El geólogo es un ser con distintas personalidades, porque en esta profesión se conjugan vidas difíciles de compatibilizar: el campo con la ciudad, la naturaleza con la sociedad, el bullicio con la soledad y las rocas con la realidad.

El geólogo padece frío y calculador, aunque en el fondo es un bohemio soñador. Mezcla de científico telúrico con aventurero explorador. Pragmático y viajero,  desaliñado y dicharachero. Apasionado incurable, ermitaño irremediable.

El geólogo es naturalista por vocación, aunque disfruta del fútbol  y la televisión. Antisociable y gruñón, también le gusta la fiesta, el vino y los amigos en reunión. Extrovertido en su actitud, más prefiere el silencio y la quietud. Tosco, rudo y machista, aunque  tiene sensibilidad de artista. Se emociona al hallar un fósil o un mineral, pero más lo conmueve la alegría de su hijo al verlo regresar.
El geólogo lleva múltiples pasiones en sus intimidades, con ellas mantiene  controladas las  necesidades, las dolencias, las frustraciones y las voluntades. Con ellas soporta  la soledad interminable de una huella, en el cansino traqueteo de un mular o en agobiantes jornadas en  solitario caminar. Con ellas soporta la desazón al dejar la familia, los amigos y el cómodo sillón.

Prescindir de las fechas, fiestas y cumpleaños para dedicarle al campo los mejores años. Ausentarse largos períodos  por un salario fijo,  demasiado tiempo para no ver  a sus hijos. Y cuando está tranquilo en su casa con los que ama, siempre está pensando en volver a la Pachamama.

El campo es su laboratorio, unas rocas le sirven de escritorio, la carpa o el trailer es su oficina, allí le pone el cuerpo al clima. Sobrevive en el desierto, en la selva  o en el hielo. Duerme en un catre, en una lona o en el suelo, se aguanta el frío y la aridez, el viento y la tierra, le da lo mismo el calor, si llueve o si nieva.

El geólogo se desempeña en toda nuestra geografía. En el frente de una cantera o en el fondo de una mina, en un dique o en una usina. En la Antártida o en la Puna, en el Aconcagua o en la Payunia. En el fondo del mar o junto a una máquina de perforar. Y cuando está en el laboratorio o en la oficina, añora aquellas dosis de adrenalina. Y cuando vuelve del trabajo estresado, extraña las noches bajo un cielo estrellado, con la mirada perdida frente al fogón extasiado.

 El geólogo es multifacético por necesidad, le hace a todo oficio  ante la adversidad. Escalador y montañista, mecánico y electricista, capataz  y obrero, fotógrafo, cantor y guitarrero. Técnico y matemático, dibujante e informático, baqueano y naturalista, poeta  y artista,  psicólogo y enfermero, cocinero y curandero.

Muchos geólogos dieron la vida por esta arriesgada profesión: un desplome en la mina por una inesperada explosión, un barranco traicionero por escapar del aguacero, un vuelco en la huella por mirar una estrella. Una descompensación en altura por trabajar con premura, un accidente caprichoso por un descuido azaroso. Una grieta, un derrumbe o una nevada fueron su última morada.
Así es el geólogo, mi amigo, muchos personajes lleva consigo, y si tienes ganas, a brindar un trago, te obligo, por ese geólogo que siempre llevas contigo.

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