miércoles, 28 de noviembre de 2007

"SUEÑO DE UNA MADRE"





El notable pintor tayacajino, César Yauri acaba de obtener el primer galardón del XVI premio López-Villaseñor de Artes Plásticas de Ciudad Real, España, con su cuadro "Sueño de una madre". Aquí presentamos una reseña sobre el premio elaborada por la prensa española.

La hiperrealista obra Sueño de una madre, en la que una mujer tendida percibe en sueños la llegada de su hija, se ha alzado con el primer galardón del XVI Premio López-Villaseñor de Artes Plásticas. Su autor, César Yauri Huanay ha sido merecedor de los 9.015 euros y medalla de este galardón, mientra que Miguel Carmona, con su lienzo Suprime, en el que retrata unas solitarias instalaciones industriales, ha ganado el segundo premio, dotado con 5.018 euros y medalla.

La concejal de Cultura, Lydia Reyero, y el director del Museo, Francisco Javier López, presentaron las obras premiadas de un concurso al que se presentaron un total de 111 obras, tanto en pintura como en escultura, que van desde el hiperrealismo a la abstracción. Más próxima a los conceptos abstractos con un interesante estudio del espacio se halla la obra ganadora del tercer premio, del artista Fernando García de Cossío, que se ha llevado 3.906 euros y medalla por su pintura La interacción de los espacios.

Una atmósfera mágica se palpa también en la obra que se ha alzado con el Premio de la Diputación Provincial, dotado con 4.808 euros y medalla. Se titula Sueño de Candela, de Jorge Pérez Parada, y la protagonista del lienzo, una niña, parece fundirse, mimetizada, en un fondo de flores que bien pudiera ser un papel con dibujos de la pared o ya un escenario más de sus juegos.

En cuanto a las medallas de honor del Certamen ha sido para Lady in red, de Teruhiro Ando; De cuando fui libélula, de Rosa Salinero Rojas; El sueño de Sali, de Moisés Rojas Cabezudo; Buscando su reflejo, de Antonio Cerrato Rincón; y Palafito ideado, de Isidro Rodríguez Martín; así como la escultura Levsha, de Luis Isidoro Sáenz Sáenz.
Un total de 40 obras han sido seleccionadas para la exposición que se podrá contemplar a partir del 21 de diciembre en el Museo López-Villaseñor, una vez que se haya editado el catálogo con las obras premiadas y participantes en la muestra, expuso López, que actuó como secretario del Jurado del Certamen y aseguró que en esta ocasión hubo un amplio debate para determinar las obras merecedoras de las distinciones.

Las obras participantes procede en un 51,70 por ciento de los casos del territorio nacional, un 46.3 por ciento son de artistas de la provincia de Ciudad Real y un 2 por ciento de otros países, lo que refleja la repercusión a nivel nacional e internacional que tiene este certamen, expuso Reyero, que destacó la calidad de las obras seleccionadas y merecedoras de los premios.

FUENTE: DIARIO DIGITAL de la MANCHA / Lunes 26 de Noviembre de 2007 / Año VI - 2459

lunes, 26 de noviembre de 2007

ENTRE LA BELLEZA Y EL PODER


A 75 años de la muerte del pintor tayacajino Daniel Hernández, el diario El Comercio le dedicó la portada y la página principal del suplmento "Luces" (edición del domingo 21 de octubre de 2007). A continuación, nos permitimos transcribir la nota realizada por el periodista Enrique Planas.

Entre la belleza y el poder

¿CÓMO UNO DE LOS MÁS PROMETEDORES ARTISTAS NACIONALES TERMINÓ CONVERTIDO EN EL PINTOR DE LA ARISTOCRACIA Y LA DICTADURA? SIN DUDA, HERNÁNDEZ FUE UNO DE LOS PRIMEROS EJEMPLOS DE UN CREADOR CUYO TALENTO FUE AHOGADO POR EL RECONOCIMIENTO OFICIAL

Por Enrique Planas

En 1883, un joven artista tocó las puertas del taller de Ignacio Merino, el único gran pintor peruano que se había hecho un lugar en Europa. Era Daniel Hernández, quien entonces había obtenido una beca del Estado Peruano para estudiar pintura y venía a pedir consejo al maestro creyendo que en París encontraría su destino. Por entonces, los hoy imprescindibles impresionistas eran considerados solo unos borrachos escandalosos. La pintura reinante entonces era la académica de los grandes salones.

El viejo maestro le abrió los ojos: París era muy caro, había demasiada competencia y su ingreso a la Academia de Bellas Artes sería muy difícil. Le propuso entonces viajar a Roma. Allí había una colonia de pintores peruanos residentes en Roma y podría tentar más fácilmente su ingreso a la academia.

Hernández aceptó el consejo. En Roma, buscó al cónsul del Perú, un señor apellidado Mesones, casado con Luisa, una guapísima y joven italiana. En las conversaciones entre el artista y el matrimonio surgió la idea de pintar un retrato para ella. Los estudiosos del artista comentan en voz baja, como si se tratara de un secreto, que fueron tantas las sesiones a las que Luisa de Mesones debió someterse, que era natural un acercamiento más estrecho entre el pintor y la modelo. Uno puede imaginarlo por la alegre complicidad con la que se la ve retratada, con una frescura en la piel que compite con la del ramo de rosas que lleva. Sin duda, aquella obra podría estar en cualquier museo del mundo.

Pero la historia no queda allí. Al parecer, el embajador o, más tarde sus hijos, se dieron cuenta de que el lienzo no era un inocente retrato. Se sabe que descolgaron el cuadro y lo escondieron en un rincón de la casa. Fijándonos con atención, se aprecia en la obra una marca en la parte inferior, como si un marco hubiera ocultado antes la rúbrica.

Hernández residió diez años en Italia, donde asimiló la más depurada estética clasicista. Luego, en París, se vinculó con artistas de la talla de Fortuny, Pradilla, Villegas y otros académicos que practicaban una pintura suelta y colorista. El artista peruano gozó así del mediano esplendor de una escuela en decadencia hasta que, en 1917, decidió regresar al Perú para organizar y dirigir la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, invitado por el gobierno de José Pardo.

En Lima, Hernández cosechó todos los honores. Era considerado entonces uno de los artistas plásticos más cosmopolitas, el de mayor prestigio y por eso el más solicitado. Familias distinguidas fueron retratadas por él con ese característico estilo sereno y amable, rico en juegos de luces y sombras. Entre sus clientes más poderosos destacaba, a pesar de su baja estatura, el presidente Augusto B. Leguía. Buena parte de la decoración del Palacio de Gobierno y otras dependencias estatales llevan su firma gracias a esta beneficiosa relación. Sin embargo, en esos cuadros históricos, de enormes dimensiones, puede verse cómo la calidad de su obra empieza a agotarse por la falta de estímulo y exceso de elogios, adoptando una técnica apastelada y convencional.

Los años pasaron pero Hernández nunca olvidó el retrato de doña Luisa. Sabía de su abandono en Italia e hizo todo lo posible para recuperarlo. No fue hasta que la Municipalidad de Lima le encomendó, a inicios de la década de los veinte, catalogar, restaurar y enriquecer su pinacoteca, que pudo viajar a Roma para que, a través de terceros, comprar el cuadro a los hijos del ya fallecido embajador, quienes aceptaron venderlo por una suma irrisoria. Así, el retrato de doña Luisa de Mesones llegó al Perú para que el envejecido maestro recordara sus sueños de juventud. Hoy, el lienzo es una de las más valiosas piezas de la pinacoteca municipal. Hernández se salió con la suya.

martes, 20 de noviembre de 2007

LITERATURA ORAL: LA ZORRA Y LA WACHWA


En algunas zonas del Ande la wachwa también es conocida como la wallata o ganso andino. Vive a orilla de los lagos o lagunas de los Andes con mucha vegetación. Su habitat está entre los 4000 ó 5000 msnm, bajando a zonas menos frígidas en invierno.

[12/12/2005] (Runa simipi)
Atuqwan wachwas kasqa, kumadrita ruasqaku, qinaspa huk punchaw kumadrin atuq-qa tapusqa imanasqantaq qamqa pawanki, nadianki qinasqa wachwaykikunaqa chakichankuna pukachama.

Wachwa kumadriqa yacharqaña atoq envidiosa kasqanta, qinaspanqa huk punchaw tapuqtin, nim: kumadri atuq ñuqaqa pawani wayrapa dueñun kaspaymi, nadiani deduykuna laqasqa kaptinmi, yakutapas dueñunmi kani, qinaptin wawaykunaqa puka chaki nacirkuqtillan hornupi churani, nina kolurman tiñikun, chaynam chay.

Kay konsequan envidiosa atuq-qa wasinta kutispan hornuta pirqan, kañan, qinaspan chayman wawankunata qinan chakin pukayanampaq, wawankunaqa qaparillan rupaywan, qinaptin huk ratuman qawaykuptinqa kankarusqaña wawankunaqa.

Chay llakividamanta waqakuspan, yanqa reichisqamanta, quray quraspan waqaspan kumadri wachwata vengakunampaq, qinaspan maskayta qallarin tukuy intiruta, porfin tarirqun qochapatampi.

Qawarqun apenas kumadrin wachwan atuqta qinaspanqa qocha chaupin rudachkanki, wawaykikuna imaynataq kachkan. Qinaptin kumadrin atoq-qa kontistan rabiasqallaña, maldición kanki qam, lo mismo llapa kastaykikuna, wachwakuna sipichiwasqaykimanta, manan maypi kaspaykipas iskapawankichu siempre vengakusqaykim; chayta nispan qawasqa rabiasqa qocha chaupin kumadrin kaptin, qinaspan tomayta qallarin yakuta chakichinampaq wachwa vengakunampaq, qapikuspan wañuchinampaq, yaku wiksanman quntaruptin toqyarquspan wañurkusqa, manaraq kumadrinta vengakuchpaspan.

(En castellano)
La zorra y la wachwa eran comadres, en cierta oportunidad la zorra preguntó a la wachwa por qué volaba, cómo es que nadaba y por qué sus hijos tenían las patitas rojas.

La wachwa conociendo que su comadre era mala y astuta, inmediatamente pensó que quería hacerles daño a sus hijos, entonces, hurgó un plan.

Cierto día cuando la zorra le preguntó a la wachwa, ésta le contó la siguiente historia: Comadre zorra, yo vuelo porque soy dueña del aire, sé nadar porque mis dedos están unidos por una membrana y además soy dueña del lago, y mis hijitos tienen las patitas rojas, porque al poco tiempo de nacidas las meto al horno, especialmente sus patitas, y como el fuego es de color rojo, inmediatamente adquieren ese tono.

Como la envidia es mala consejera, la zorra se fue a su casa y construyó su horno, lo calentó al rojo vivo y allí metió a sus hijos para darles el color rojizo. Pero, ¡Oh! ¡Qué dolor!, al inicio la zorra llegó a oír el llanto de sus hijos que poco a poco iban enmudeciendo. Los halló completamente quemados.

Molesta la zorra juró que se vengaría de la wacha, y salió en su búsqueda. Cuando la wachwa observó a la zorra, la vio muy triste, presumiendo el terrible desenlace, alzó vuelo y se posó en un islote de la laguna, le saludó muy cordialmente diciéndole más o menos así: “¿Cómo está usted y como están sus hijitos comadre zorra?”. A lo que molesta la zorra, respondió: “Maldigo a ti y a todo tu linaje. Me vengaré, nunca vivirás en paz. Te perseguiré por donde vayas.

En su afán de cazar a la wachwa que seguía en medio de la laguna, empezó a tomar el agua con la idea de secarla, tomó tanto, pero tanto, que la zorra reventó y murió sin cumplir su juramento de venganza.

Narrado por Asunciona Quispe Bendezú “Mama Achi” (QEPD)
85 años de edad
Recopilado por Abel Salazar (Antropólogo), el 29 de mayo del 2005 en distrito de Pampas (Tayacaja-Huancavelica)
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Tomado del sitio web de Establecimientos Rurales de Tecnologías de la Información y la Comunicación - INICTEL -

EL SAPO EN LA CULTURA ANDINA


Visión y Función del Hamp’atu [Sapo] en la Cultura Indígena Andina:
Una Lectura de Simbologías y Significados

Lingüísticamente al sapo en el ande, los quechuas denominan como hamp'atu [sapo], es un batracio que goza de muy buena estimación, porque, en la visión de la cultura andina, tiene un significado simbólico, cuya lectura la podemos hacer a partir de seis aspectos:

La primera en el campo de la representación espacial, el sapo simboliza a la Pachamama [Madre Tierra], deidad andina de máxima valoración existente en el panteón teológico y cultural del mundo andino, en la trilogía del Kay Pacha [este mundo]. Pues analizando las diferentes manifestaciones que los runas indígenas andinos tienen en su panteón religioso, la madre tierra es simbólica y mitológicamente representada por tres animales, el sapo, el lagarto y el puma.

Por lo tanto, la representación mitológica del sapo es de reproductor, por simbolizar a una de las deidades andinas de máxima potencialidad reproductiva como la tierra.

Existen testimonios que dan cuenta que el sapo vive dentro de la tierra y que solo salen cuando es tiempo de lluvias, para cuidar las chacras, porque es el espíritu de la misma Pachamama [Madre tierra]. (Testimonio de Exaltación Palomino de Santa Rosa, Melgar - Puno: 2003, recolectado por E. Cáceres).

Esta expresión que nos hace el runa indígena andino no es otra cosa que producto de la capacidad de observación de la conducta del batracio, y realmente tiene el sapo una capacidad de resistir un período de hibernación prolongado dentro de la tierra, para salir en temporadas propicias como cuando es tiempo de lluvias.

Por lo tanto, el sapo en los andes, es un símbolo de la tierra que participa activamente en los procesos de producción de los frutos de las chacras, es decir esta articulado al proceso de trabajo campesino a modo de un potencial hortelano, con la misión de cuidar el fruto que da la Pachamama [Madre Tierra] para el bienestar de los runas andinos, para el proceso de la crianza de la vida. Por esta razón que el sapo es objeto de ofrendas rituales y representaciones en monumentos, como las halladas en algunas localidades o ciudades como Oruro en Bolivia, Tayacaja en Pampas - Huancavelica. Es también representado en los tejidos tradicionales como en Taquile.

Segundo: El sapo oníricamente representa “qullqi” [dinero], es decir, el runa que sueña con muchos sapos, es porque va ha tener dinero. " … cuando te sueñas agarrando bastantes sapos, entonces vas a tener o ver mucha plata, … así siempre es." (Testimonio de Exaltación Palomino de Santa Rosa, Melgar - Puno: 2003, recolectado por E. Cáceres).

Esta expresión, vemos que está asociada a la primera dimensión, por lógica secuencial del proceso productivo de la chacra andina, siendo el sapo representante de la pachamama [madre tierra], que da frutos o bienes para la subsistencia de sus hijos, es lógico pensar que los frutos o productos fácilmente pueden ser comercializados, es decir que puede ser objeto de compra – venta o intercambiar como en el trueque. Por lo tanto el dinero simboliza esta tarea económica de transacción o intercambio.

Esta relación íntima de bienes y productos esta simbolizada en la siguiente mitología indígena andina:

Dicen que una vez, una mujer viajó a un lugar muy lejano a visitar a una pariente. Cuando regresaba a su casa a medio camino se le hizo noche y oscuro. Pero por donde se encontraba, a pocos metros se le apareció una bonita casa. La mujer estaba desesperada y decidió acercarse para pedir alojamiento [qurpachaway], llegó a la casa y llamó la señora “mamitay” … “mamitay”, y salió la dueña de la casa que era una viejita muy extraña, tenia su rostro lleno de granos, era una vieja granienta [qhasqa paya] como la espalda de un sapo. La vieja con amabilidad le atendió y la alojó en su casita, pero antes le advirtió y le dijo: "Te voy a alojar en la cocina, es el único sitio que tengo, porque en la noche llegarán mis hijos. Ellos son muy malos. Ellos me traen bastante comida, papas, maíz, quinua, para su comida.

Entonces la mujer se fue a la cocina a dormir, además, qhasqa paya le dijo: “Mujer, cuando lleguen mis hijos, no vas a hablar nada, tienes que estar calladita, no más.” Más noche llegaron sus hijos con fuertes vientos y granizadas acompañada de truenos. Estos tres hijos de la qhasqa paya habían traído todo tipo de cultivos: papas, trigo, quinua verde fresquita y las guardaron en su despensa. Sus hijos llegando no más a la casa dijeron: “Mamá ¿Qué huele?, y preguntaron constantemente a su madre, y la viejita contestó, “no es nada”, y nuevamente preguntaron sus hijos y dijeron qué olía como gente, y buscaron en todo sitio. Pero no encontraron a la mujer alojada. La mujer estaba muy asustada, pero más tarde se había quedado dormida por el cansancio, ya que estaba agotada por el viaje.

Dice que al día siguiente muy temprano se despertó y no había casa y ella estaba recostada al lado de un pukiu o manantial rodeado de enormes rocas y peñas. No había ninguna casa en el lugar solo bastantes sapos. La mujer se asustó mucho y casi se volvió loca. La anciana que la había alojado no había sido gente, sino había sido un sapo. Aquí vemos nuevamente la asociación de sapo, mujer, madre, y evidentemente con la Pachamama.

El hamp'atu [sapo] tiene su riqueza no solamente en productos naturales, sino también en plata. En gran medida la economía del andino se ha monetizado. La producción agropecuaria tuvo un complemento en el trabajo remunerado con plata; y el trueque, en la compra-venta en el mercado. Si el sapo es representante de la Pachamama, la que alimenta a sus hijos runas con sus hierbas, sus frutos y su carne, con su agua y sus materiales, también en construcción de sus viviendas para el abrigo de sus hijos, es lógico pensar que toda riqueza para nuestro sustento viene de ella; también la plata y la suerte, especialmente en el negocio.

Por lo tanto el producto se puede traducir en dinero, como objeto que da bienestar al runa andino.

En el distrito de Llalli, Provincia de Melgar, Puno, existe una roca de forma de sapo, es de considerable proporción, se puede avizorar desde muchos kilómetros a la distancia y tiene la forma perfecta del sapo. Por esta razón se le llama Sapu Qaqa [roca de sapo].

La mitología que se informa sobre la aparición de esta roca en forma de sapo es la siguiente: “Dice que de la selva se venían un león y el sapo, buscando un lugar para que sea selva y en eso se hicieron coger por los rayos del sol y este hecho hizo que los dos animales se petrificaran hasta el día de hoy. Si esto no hubiera ocurrido, toda la región de Llalli, Ocuviri y Tocroyo, hubiera sido selva y hubiera existido abundante producto como maíz, coca, fruta.” (Informante: Primitiva Betancur, en Llalli, estancia Waqari, 2002: recogido por E. Cáceres)

Todos estos aspectos a las claras nos muestran que el sapo en la cultura andina es motivo de reverencia ritual y simboliza a la Pachamama como riqueza y bienestar económico.

Tercero: En la dimensión ritual, el sapo es uno de los inspiradores y motivadores rituales que se distribuye y se difunde a nivel latinoamericano, así por ejemplo, en el Santuario de la Virgen de Copacabana, en ese lugar en la festividad del 5 de Agosto, los peregrinos adquieren el sapo con fines benéficos, como tener bienes duraderos, plata o dinero, trabajo, el sapo es confeccionado de arcilla o de piedra envuelto con serpentina y por lo general es atado a un objeto pequeño de la figura votiva como por ejemplo, el que quiere carro, adquiere un carro en miniatura del modelo que desea y este es atado al sapo con serpentina y se debe colocar en un lugar especial o en el rincón ritual o sagrado que las familias andinas poseen en su casa. A modo de un icono sagrado para que se materialice, realice o se efectivice (Observación personal en Copacabana - Bolivia: Agosto 2001, y en Cusco a los peregrinos del mismo año).

Así mismo, existe en el sur andino centros de ritualidad al sapo como “Sapu Qaqa” [roca de sapo] de Llalli, Melgar, Puno, Perú, en donde los comerciantes andino le hacen ofrendas y pagos y les hacen beber champan y cerveza por la boca. Pero la forma de hacerle beber es muy particular. El oferente se sitúa de 5 a 10 metros de distancia al frente de la boca del sapo pertrechado de botellas de cerveza, champán o vino y le lanzan, como quien juega al sapo con fichas metálicas. Festejan ruidosamente cuando el que lanza acierta en la misma boca y la botella de champan o cerveza estalla estrepitosamente rompiéndose en muchos fragmentos. Esta ritualidad realizan los andinos con toda devoción y convicción, solicitando bienestar y seguridad en sus negocios y en la producción de sus chacras y animales.

Cuarto: El sapo interviene a través de su actitud, como uno de los indicadores de la conducta del tiempo, es decir como un agente meteorológico, en la que los runas andinos se fijan con mucha atención para programar sus actividades y labores cotidianas en su chacra, este aspecto lo hemos notado en los siguientes testimonios:

Testimonio recogido en el sector de Barco - Chucuito, que narra lo siguiente: “El tiempo se nota en los sapitos, porque éstos cuando cruzan la pista (se refiere el informante, a la carretera asfaltada del tramo Puno - Chucuito); aunque sea en pleno sol, es signo de que lloverá más luego; o sea, los sapitos cruzan partiendo de las orillas del lago con dirección al cerro.” (Informante: Bonifacio Vilca, Sargento de Playa de Barco - Chucuito; 1984; en Cáceres: 2001).

Otra práctica descrita en trabajos referidos a la rana, variedad de sapo, es la siguiente:

“La comunidad entera salía entonces en procesión, llevando un Santo a la iglesia y con la Danza de los Negritos bailando, acompañaban a las embajadoras de la lluvia, hasta uno de los lugares sagrados más importantes. Sobre todo, se rogaba en Quanipata, que es dios mujer. Ahí se iniciaban los rituales, mientras la olla se ofrendaba en un altar de piedra. El paqu (sacerdote andino), ofrecía coca e imploraba en voz alta a la Pachamama (madre tierra). Todos, de rodillas, pedían a gritos que venga la lluvia. (…) Después de tres a siete días. Las ranitas comenzaban a llorar: ‘qaaar … qaaar … qaaar [k'aaarr … k'aaarr … k'aaarr]’; tres días después, seguro empezaba a llover.” (Testimonio de Victoriano Huatta Marca y Alipio Huatta Cruz; expuestos por Granadino y Jara: 1996: 33).

Por lo tanto el sapo esta implícito en la ceremonia que brinda culto a la Pachamama [madre Tierra], desde la época Pre-inka; y esta se ejecuta en todos los ámbitos del mundo andino; toma en cuenta al sapo por ser su representante y esta práctica se realiza en la actualidad en el mes de Agosto, como una persistencia cultural andina, que incluso, algunos de los que la practican, ya no pueden interpretar ni explicar con la misma lucidez de sus antepasados.

Si el nido del pato indica el tiempo anual, o sea, “si este año será o no de sequía”; el “sapito” es un indicador que rige las tareas cotidianas o del día.

Por estas razones el sapo se presenta al runa andino como un agente sagrado inspirador de una fuerza simbólica y su eficacia ritual para la producción en los procesos de la economía andina.

Quinto: El sapo en el sistema médico indígena andino tiene presencia de dos formas:

a.- Como medio negativo, porque es portadora de brujerías, por lo general lo usan para representar a la misma víctima. Ilustraremos este aspecto con el testimonio de un runa indígena andino:

“Por aquí está busquen bien y ahorita vamos a encontrar la cojudeza que han plantado, bueno, yo dije que también admirado cómo vamos a encontrar, será tremendo, yo dije no?. Pero no había sido tan grande, pequeño nomás, pequeña bolita no? ahí verdaderamente encontró ¡este es! ... donde en ese Khipitu [atadito], ... donde en esa pelotita, había el brazo de un sapo, brazo izquierdo de un sapo, donde igualito habían hecho una ... de cebo ... no sé de que cebo sería, no?, igualito a un muñeco de cebo, por donde interiormente le habían puesto alambre, habían puesto también espinas, habían metido chonta, ch'uchus [semillas en forma de bolitas negras], no sé ... varias cosas ... y también donde encontré mis ropas en ese grupito ... pedazo de mis ropas, de mi camisa, de mi pantalón, también una parte ... un pedazo de la ropa de mi esposa también lo encontramos.

El brazo del sapo ya estaba feo ... feo, ya estaba pudriéndose ya y feo olor también tenía, y según que él me decía, este es la causa que te estaba afectando porque ya estaba pudriéndose y si se pudría un poco más, hay era tu muerte, me decía, ... y el bultito ya pasaba de ocho a nueve, diez meses sí, porque todos los trapitos ya estaban pudriéndose, poco a poco, ya más o menos, ya se estaban volviéndose a tierra ya.” (Cáceres: 1988/2002: 67-68)

Por lo tanto, el sapo simbólicamente representa a la persona que se desea hacer daño, a quien los especialistas “layqas” o brujos de misa negra, o maleros, desean hacer daño. Es decir el sapo, cumple la función de médium entre el especialista negativo y la victima, para la efectividad del acto. Los especialistas nefastos o negativos a los que el rayo les cayó en el brazo izquierdo (mito informado en las comunidades de Platería Puno: recolectado por E. Cáceres: 1989), utilizan al sapo como vehiculo de transferencia de todos los malos deseos del oferente hacia la víctima.

Para esto el sapo como símbolos tienen la capacidad de sintetizar representaciones con significados socioculturales complejos que provienen de variados ámbitos y de contextos específicos, convirtiéndose así en los vehículos por medio de los cuales se construyen mensajes, en este caso negativos en la forma de brujería, hechizo, etc.

b.- Como medio benéfico o positivo, el sapo en el sistema de la medicina indígena andina, interviene como remedio en los procesos de terapia, este aspecto puede claramente ilustrar el siguiente caso:

“… bueno todavía tienes vida tú, pero si estaría de más tu salud, ya no podemos curarte tampoco, me decían, tu tienes vida todavía y puedes sanar, me dijo entonces, bueno para mi tratamiento que cosa se necesitaría le preguntaba, me citó varias cosas, ¿no?, varias, varias, y todas esas cosas he cumplido:

- En la primera curación con conejo (se refiere al cuy), con conejo (cuy) negro.

- En la segunda curación con perrito negro.

- En la tercera curación. Con sapo.

- En la cuarta curación con culebras.

Así sucesivamente... casi el tratamiento me ha hecho algo de seis a ocho meses y visitaba cada semana y hay veces poco a poco, si me sanaba ya cada mes bueno constantemente hasta que mejoré de salud, estuve yendo cada semana, incluso los primeros días fui cada martes, cada viernes, cada martes, cada viernes, así, casi un mes... martes y viernes nomás se cura, no otros días particulares,…” (Cáceres: 1988/2002: 77)

Como se puede observar, el sapo es un medicamento, pues se le usa para frotaciones corporales. Estas frotaciones se le denomina como “limpia”, o “muda”, que tienen la función de ser profilácticos – ordenadores, y tienen la función de succionar la enfermedad, la frotación se hace con sumo cuidado. “Jamás se hace con la espalda del sapo porque lo puedes dejar graniento [qhasqa] como la espalda del sapo, sino únicamente se utiliza su pancita del sapo es que es llamp’u [sueve]” (Informante: Primitiva Betancur, Llalli, estancia Waqari, - Puno; 2002: registrado por E. Cáceres)

El uso de estos elementos funciona en orden lógico y ellos son parte de un ritual terapéutico. Por ejemplo, la “limpia” para algunos autores tiene el carácter “Profiláctico-ordenador”, técnica simbólica de prevención. (Kessel, 1985: 51). Pero también se puede ver que los rituales son curativos-integradores, pues la expiación del olvido con su tierra es la que causa también la enfermedad, por lo tanto es necesario integrarlo, a través de su representante simbólico de la Pachamama el sapo.

Por otro lado también se debe expulsar al “suq'a” que le causa la enfermedad, el rito sería curativo ordenador, para todos estos procesos terapéuticos, el sapo interviene como “remedio”.

Sexto: Finalmente el sapo simbólicamente es integrante de la constelación de nubes oscuras de la astronomía de los indígenas andinos quechua hablantes contemporáneos, esta representación desciende directamente del sistema calendárico original, es decir del sistema astronómico pre hispánico, como según se describió inicialmente en las crónicas. Los runas indígenas andinos, sitúa los datos astronómicos dentro de un contexto sólidamente calendárico y cultural, con firme propósito de pronóstico de sembríos y cosechas en agosto y febrero. Este aspecto evidencia la profunda relación de las constelaciones con el clima y los cultivos y crianza de animales en los andes.

El éxito de los cultivos, y con ello la supervivencia de las comunidades indígenas andinas, depende de la interpretación correcta no solo de algunos indicios aparentes tales como el volumen de lluvias, temperatura y patrones eólicos, sino también de aquellos mensajes más sutiles trasmitidos día y noche por los cuerpos celestes. Por consiguiente los runas proyectan la figura y forma del hamp’atu [sapo] sobre las estrellas en el ordenamiento de estrellas en constelaciones.

“Los sapos parecen ser de mayor interés e importancia, dado el hecho de que cada referencia que recogí o que he encontrado en la literatura respecto a un anfibio celestial siempre ha guardado relación al hamp’atu o sapo” (Urton: 2006: 194)

Estudios Arqueoastronómicos, como las de Urton, reconfirma que los incas observaban al sol, a través de pilares los que destruyeron tempranamente los españoles, como las divisiones del tiempo basadas en observaciones solares se traducían en un calendario agrícola y ritual, y como los periodos lunares y solares se hallan integrados, por ello que el sistema de ceques combinaba el ordenamiento de espacio con el ordenamiento de tiempo de este modo el sistema de ceques llevaría a cabo el cómputo del tiempo por medio de la correlación de unidades de espacio terrestre con la salida y puesta de los cuerpos celestes a modo análogo de un inmenso khipu expuesto en la Pachamama o tierra.

Por esta razón cumpliendo con esta visión se halla en las alturas del distrito de Huaro [Waru], de la provincia de Quispicanchi, Cusco. La Wak’a [huaca: deidad andina] de los dos sapos: hembra y macho, que representan hasta la fecha, las propiedades estructurales de la organización incaica del tiempo y espacio, que fueron y son estructuralmente análogas a la organización de actividades e instituciones en las comunidades indígenas andinas contemporánea.

La diferencia de la astronomia inka y la astronomía occidental estriba principal en el plano de orientación celeste utilizado por los Inkas, que fue la vía Láctea a diferencia del occidente que es la eclíptica existiendo un desplazamiento de 90º entre ambas. Otra de las diferencias es que el occidente tiene una familiaridad con las constelaciones “intraestelar” mientras que la Inka es de “nubes oscuras” con formas de animales. Por lo tanto ambas culturas tienen sistemas astronómicos correspondientes a su medio y su contexto cultural. (Urton: 2006)

Por lo tanto la existencia de los sistemas astronómicos es independiente en sus constructos y en sus conceptos porque están ligadas a las culturas que la elaboraron a través de una larga tradición. Y el sistema astronómico indígena andina es diferente a la del occidente y tiene sus raíces aun en el periodo Inka.

Finalmente, un dato que alarma, durante mis últimos trabajos de campo, vengo recolectando información que sostiene, que el sapo esta desapareciendo. Esta información primero la hallé en Llalli, Melgar – Puno, luego en Santa Rosa, Melgar – Puno. Así también en las comunidades indígenas andinas de Yanaoca, Canas – Cusco. Ahora en las comunidades indígenas andinas de Pampas, Tayacaja – Huancavelica, hallamos la misma información de la desaparición del sapo, en Huamanga – Ayacucho y finalmente en las comunidades indígenas del Pitumarca, Canchas – Cusco.

Evidencias que corroboran esta información: en Santa Rosa – Melgar – Puno se maneja la mitología de que el sapo y el lagarto se encuentran en juicio, y quien esta ganado, es el lagarto, por esta razón desde hace dos años aproximadamente ya no hay sapos en Santa Rosa. (Informante: Pascual Quelcca Aroni natural de Santa Rosa, tiene primaria inconclusa. Información recolectada el 29 de Noviembre del 2004; Por E. Cáceres).

La desaparición del sapo en la ecología andina, también fue observado por los habitantes de Llalli – Melgar – Puno. Asimismo en la Provincia de Canas: Yanaoca, Langui, Layo, información del R.P. Pablo Prendergast Lyons de Yanaoca.

En Pampas provincia de Tayacaja en Huancavelica, lugar considerado zona ecológica del sapo y a la que la municipalidad le hizo incluso un monumento, allí también registramos que los sapos están desapareciendo según la enfermera de la zona, la razón de la desaparición nos dice la enfermera de Tayacaja, se debe a que se esta usando o se ha abusado de mucho componente agroquímico que afectó el organismo de los sapos. (Pampas, Tayacaja – Huancavelica 12 de Junio de 2006). En Pitumarca información de Eusebio Huahuarunta Chuquichampi de la comunidad indígena de Phinaya de Siwina Qucha (Febrero de 2007).

Efraín Cáceres Chalco, Antropólogo y Comunicador Social. "Volveré" (Marzo de 2007, Año IV, Nº 24), revista electrónica de la Universidad Arturo Prat - Chile.

lunes, 12 de noviembre de 2007

CIELO DE FIESTA EN TAYACAJA


Tayacaja registra su presencia en la historia nacional desde tiempos inmemoriables, fijando en el pulso de sus signos y aromas la inteligencia y voluntad de sus hijos. En esta perspectiva, si asumimos una serena y atenta mirada a todas las formas de la experiencia humana podemos constatar su textura espiritual, trascendiendo nítidamente desde los periodos pre incas hasta nuestros días.

Transitar por el historial de Tayacaja nos ocuparía mucho espacio, por ello, esta crónica la hemos estructurado a base de fragmentos, procurando contribuir a un mayor o menor conocimiento del suelo donde nacimos o que aprendimos a querer de modo tal que podamos valorar y difundir el legado generacional de quienes a su tiempo de protagonistas privilegiados marcaron referentes para los epígonos o continuadores de ese proceso en el que ninguno de nosotros puede quedar al margen, en la medida que el pulso del pueblo se refleja en el paisaje interior de los hombres y mujeres de Tayacaja.

En los tiempos del Tahuantinsuyo los chasquis cumplían importantes misiones como todos sabemos y entre los que llenaban de complacencia al inca por sus brillantes condiciones se encontraban los chasquis de nuestra región, denominados precisamente Tayaguaman o Ayacondor.

En 1582 Tayacaja figura en la denominada “Cabeza de su Majestad” conforme lo acredita la obra “Tasa de la Visita General” de Francisco Toledo.

El repartimiento tenía entonces 4600 habitantes de los cuales 799 eran indios tributarios, 263 viejos e impedidos que pagaban tributos, 987 mozos menores de 17 años y 2638 mujeres de toda edad.

Este índice sufre unan descenso en el siglo XVII según informe de Vásquez de Espinoza, quien informa que la población llegaba a 2255 de los cuales 396 eran tributarios, 169 viejos, 510 muchachos y 1180 mujeres.

En documento redactado en Pampas el 18 de junio de 1594 ante el comendador Gabriel Solano de Figueroa designado por García Hurtado de Mendoza Virrey Gobernador y Capitán General de estos reinos y provincias del Perú se reconoce y legitima a Lázaro Yupa Inga Vaccachi gobernador y cacique principal de Pampas desde tiempos inmemoriables. Se menciona entre las propiedades: Mayoc, Occoro, Mitopampa, Colcabamba, Sumabamba, Mantacra, Mashuayllo, Luicho, Pamuri, Rundomarca, Mino y otros parajes.

Hemos mencionado a Luicho para remontarnos al año 1630 y fijar la existencia de San Juan de Luicho o Luicho Pampa a 22 Km. al este de Pampas que viene a ser digamos la primera ciudad donde existía una iglesia construida antes de 1600 por los indios yungas.

Otro dato interesante constituye la presencia de nuestros pregoneros o lectores e bando. La historia registra dos nombres fundamentales Poñahuac Llamarcay y Pedro Martínez Gamarra a quien Melchor Astete corregidor y Justicia Mayor de San Pedro le comisionaba dar pregones en San Cristóbal de Occoro.

El 4 de agosto de 1717 Diego Auquinibín presenta documentos y testigos ante el licenciado Diego Torres y Zúñiga cura, vicario, subdelegado del señor don Pedro Chávez Caballero de la Orden de Alcántara y legitima su titulo de cacique y gobernador de Pampas y Colcabamba.

El 11 de Abril de 1828 se eleva a la categoría de Villa al pueblo de Pampas “teniendo en cuenta las vejaciones que sufrió la tropa española durante la guerra de la independencia en el pueblo de Pampas, capital de la provincia de Tayacaja. Y por los servicios prestados al Ejército Libertador en su tránsito de Junín al glorioso campo de Ayacucho”.

Un documento del 10 de marzo de 1886 nos informa respecto a los integrantes del Concejo Provincial: Alcalde Mariano Martínez, Teniente Alcalde Luis Zúñiga, Síndicos e inspectores Isidro Sosa, Juan Zúñiga, Emilio Dancuart, Gregorio Monge, Vidal López, Adolfo Dancuart, Andrés Talavera, Pedro Acevedo, Julián Valenzuela, Eloy Peña, Rosendo Fernández, Maximiliano Mendoza.

Iniciando 1900 señalamos que en Pampas existían dos escuelas. El de varones tenía como preceptor a José Vega y el de mujeres a cargo de Rosa Bravo y existía asimismo un colegio particular con 25 alumnos a cargo de Pedro Padilla. En 1905 Pampas tiene dos escuelas de varones una de niñas.

La municipalidad pagaba el alquiler de los locales a un costo de 4 soles mensuales. Una estaba dirigida por Víctor Zúñiga y su auxiliar Vidal Guerreros ganando treinta y diez soles respectivamente.

Por Real Ordenanza del 28 de enero de 1782 Agustín de Jáuregui trigésimo tercer virrey crea las Intendencias conformándose así los Partidos.

Huancavelica está integrada por Angaraes, Castrovirreyna, Tayacaja y Huancavelica cercado. Esta conformación es realizada por Teodoro de Croix 34 Virrey del Perú sucesor de Jáuregui desde el 6 de abril de 1784. La organización que rige esta disposición se publica el 1 de julio de 1784. Tayacaja tiene 5 doctrinas: Mayoc, Paucarbamba, Colcabamba, Pampas y Huaribamba.

El 21 de junio de 1825 por Decreto Supremo se convoca a elecciones para representantes al Congreso General, asimismo se establece el número de representantes de cada provincia de modo explícito. Entre los 7 departamentos figuran: Ayacucho conformado por Huamanga, Anco, Huanta, Cangallo, Lucanas, Parinacochas, Andahuaylas, Huancavelica, Angaraes, Castrovirreyna y Tayacaja. Esta convocatoria eleccionaria señala asimismo que las provincias mencionadas deben celebrar como fecha de su creación política el 21 de junio.

Representante al Congreso fue designado Ramón Vianderas.

La provincia de Tayacaja muestra su cielo de fiesta el 21 de junio de todos los años estemos donde estemos su nombre es el río interiorizado cuyas tensiones o hilos conductores constituyen en su florecimiento el abrigo de todos nuestros afectos.

TAYACAJA NO ES SOLO UNA PROVINCIA ... ES UN SENTIMIENTO!

CARLOS ZÚÑIGA SEGURA

lunes, 5 de noviembre de 2007

AMORES CHOLOS


LOS NUEVOS RITUALES CHOLOS

Ser cholo en el Perú es una conducta, una manera de ser, por lo tanto es una cultura. La cultura chola existe, así como existe la cultura india o la cultura occidental blanca. Sin embargo recordemos cuando en 1975 se le dio el Premio Nacional de Cultura al retablista ayacuchano, al cholo Joaquín López Antay, algunos representantes de la cultura oficial afincada en Lima, se rasgaron las vestiduras gritando a los cielos que lo que hacía López Antay no era arte sino artesanía.

El concepto clásico de cultura es el de una instrucción vasta, amplia que abarca la multiplicidad del saber. El espíritu, ese sentimiento intimo que lo sentimos y nos acompaña de por vida, es una fuente creadora de la cultura y centro supremo de la persona.

El mundo de la cultura comprende los productos de nuestro espíritu, y el espíritu mismo: el arte., la ciencia, el mito, el lenguaje, costumbres, moral, etc.

Lo cholo en el Perú posee todas estas características, como tal, vuelvo a decir, existe una cultura chola. Sin embargo esta cultura ha tenido un largo proceso de formación, no ha amanecido de la noche a la mañana y en la actualidad lo sigue teniendo, afirmado su cultura diariamente, reconociendo su universo cotidiano, como grupo social emergente, como grupo de transición y ahora como grupo con presencia y existencia real, sin olvidar su origen indio. Muchas veces escondido en la ciudad, en la gran urbe, pero que se manifiesta en profundos estados emocionales con el quechua a flor del espíritu y desde luego cantando y bailando un huayno.

Como consecuencia de que nuestro Perú es un país dependiente, antes de España, Inglaterra y ahora de los Estados Unidos, han aparecido estereotipos, clichés, caricaturas, anécdotas pintorescas, que buscan satisfacer la incomodidad, el rechazo de cada uno de nosotros a nuestro prójimo, al vecino, al que viaja todos los días en el micro, o nos encontramos en el cine; desde el antiquísimo sanbenito o descrédito disfrazado de humor o burla, como el que reza: la tragedia del Perú es el cholo con plata, el negro con mando, o el blanco calato, hasta el modernísimo juego de una juventud capitalina cuando clasifica o caracteriza al cholo sin desligarlo de su origen serrano con estos comentarios:

Ser cholo es hacer polladas, Llevar tallarines a la playa, Comer con cuchara, Reirse aplaudiendo, Comer pop corn en los cines, Tomar latas de cerveza en la esquina del barrio con las puertas abiertas del auto y escuchando salsa o regueton a todo volumen, Enmarcar los diplomas y colgarlos en la sala, Usar mondadientes, Llevarse cosas del hotel, Inventarse llamadas por el celular, Jugar voley en la playa al son estridente de su gigante equipo de música, Usar gafas oscuras de noche, o usar las gafas en la frente.

Con estos ejemplos deseo graficar toda una manera subterránea de querer burlarse de algunas conductas, que no solo son patrimonio de los cholos, sino de todos nosotros, lo que pasa y esto es una característica muy nuestra desde siempre, no queremos ser considerados dentro de ese concepto del cholo. Porque el cholo era y es todavía en lo mas recóndito de nuestra subconciencia el marginal, el feo, el perdedor, el serrano, el indio, porque nos hemos formado dentro de una cultura de enajenación, no queremos vernos tal como somos, nos fabricamos islas para vivir rumiando nuestros desencuentros y fracasos como individuos y como país y a gritos escondidos queremos ser otros o vernos de lejos como si no fuéramos nosotros mismos. Y resultamos siendo un producto de los medios de comunicación, de la televisión, de una sociedad hipócritamente racista que ha ido borrando lo nuestro, nuestra identidad con nosotros mismos, vendiéndonos otras realidades….

¿ Dónde está la educación ? o seguimos quejándonos que somos el último país del mundo en ese rubro y que aceptamos con los brazos cruzados que nuestros niños y adolescentes en un 75 % no entienden lo que leen. O cuando leemos en los diarios avergonzados e impotentes…. “Según las encuestas que se han hecho sobre la corrupción, el 75 % de los peruanos tienen una actitud de indiferencia frente a la corrupción”, es decir, les da lo mismo que haya o no haya corrupción, es vergüenza ajena o es vergüenza nuestra. Quien o quienes tienen la culpa.

Abandonemos a esa Europa, ahora Estados Unidos que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina por dondequiera que lo encuentre, en todas las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo.

Y el cholo peruano, ese 80 % del Perú migrante, trashumante, andariego, gitano, desarraigado muchas veces como el Inca Garcilaso de la Vega, como el cronista Guamán Poma de Ayala, como el cholo César Vallejo, sigue buscando su destino encontrándolo y desencontrándolo.
Ese es el destino del Perú, mientras camina por todas las rutas, las que están hechas y las que se hacen a fuerza de trabajo desde las tres de la mañana llenando los mercados con todos los frutos de la tierra y el mar, gracias a la voluntad y fuerza de los cholos.

Migrante andino que apenas llega al nuevo terruño junto con su estera que le da cobija, funda, participa de su institución provincial, de su comunidad, aldea, distrito, en un descampado de un pueblo joven para realizar el AYNI, la faena ancestral de reciprocidad en el trabajo, realizar su fiesta costumbrista, su fiesta patronal, con sus huaynos, mulizas, chonguinadas, tunantadas y cientos de danzas, su vestimenta y platos típicos.

Nosotros creemos que esta gran fiesta (fiesta patronal), es el Ritual Cholo por excelencia, celebración del día del pueblo que nos vio nacer, del terruño donde probamos los bocados que nunca olvidaremos, donde comenzamos a caminar y a entender el cariño por lo nuestro.

Ritual Cholo donde lo individual no existe sino el trabajo comunitario para que la fiesta sea un hermoso logro y el pueblo afirme sus tradiciones que es la personalidad, que muchas veces en la gran urbe se va perdiendo.

Fiesta Grande que no es de un solo día, ni responde al capricho de nadie. Durante todo el año el Mayordomo o Prioste encargado de organizar la fiesta, va comprometiendo a todo el pueblo.

Fiesta Grande donde nos abrazamos y volvemos a ofrecernos una amistad eterna y a recordar nuestro terruño con el dedo de la nostalgia al descubrir que ese bien amado y lejano ya no es el mismo donde vivimos y tuvimos que dejarlo para venirnos a la capital.

Fiesta Grande de reencuentros con nosotros mismos y el destino que nos ha tocado vivir.

Esta gran celebración que se realiza en todos los pueblos del Perú posee un hilo conductor casi mágico con la presencia de nuestro terruño y nuestra familia, referencias profundas de nuestra identidad en un país desarticulado. Ese local primero con apenas unas esteras, con los años se va convirtiendo en Asociaciones federaciones que agrupan a cientos de instituciones de sus regiones o departamentos. El ejemplo mas claro es la FEDIPA aquí en Lima (Federación Departamental de Instituciones Provinciales de Ayacucho). Diferente a la política de los clubes departamentales que van languideciendo de nostalgia al recordar sus directivos entre trago y trago y juegos de rocambor, el poder económico y político perdido allende sus tierras donde alguna vez fueron gamonales o testaferros de la política central. Las gestiones que se realizan para el bien de sus pueblos, una posta médica, material educativo, la construcción de un puente o algún cambio de autoridad etc. no se hacen buscando las instancias gubernamentales donde nunca los escuchó, lo hacen los directivos de estas instituciones realizando festivales musicales para recaudar fondos. En este rápido recuento no puedo dejar de mencionar dos fechas importantes que marcaron definitivamente la presencia chola en Lima.

Nuevo Tremendo Ritual Cholo, la muerte de Víctor Alberto Gil Mallma “Picaflor de los Andes” muerto en el Hospital de Chulec de La Oroya el 14 de julio de 1975. Su entierro el 17 de julio desorientó al citadino habitante limeño, que vio desfilar por las calles de su ciudad, miles de personas cholas al son de orquestas, bandas, cantos, himnos, comparsas.

Fue una despedida a toda una época, fue la presencia del Perú cholo, de ese otro Perú que lo miramos de lejos.

Y el 5 de octubre de 1987, a los 52 años de edad muere Leonor Chávez Rojas “Flor Pucarina”, la artista mas representativa de la música andina, del huayno.

Diez cuadras de gente recorrió el trayecto, cantando, llorando, bailando alrededor de su catafalco y de las orquestas y bandas.

Quien era esta chola que se atrevía a reunir a tanta gente. Qué estaba pasando en el Perú. Lo cierto es que Flor Pucarina no es una anécdota más. Ella es la mas hermosa y dramática realidad que ha vivido y vive el Perú. Es el símbolo de millones de provincianos que llegaron y llegan a Lima en busca de algo mejor y lo encontraron en ellos mismos, en el terruño y su familia, en el amigo paisano, en el lejano pueblo que camina ahora y siempre por las calles de la urbe capitalina. Su imagen representa el desgarramiento y la transformación del Perú multitudinario indio cholo mestizo que espera su destino superior de nación justa y soberana y que convive con el Perú oficial minoritario que mira al extranjero.

Ni idealizar a la cultura chola, ni despreciarla. Somos nosotros mismos y como tal al respetarnos, respetamos la memoria colectiva de nuestros pueblos, nuestras tradiciones que sirven para recrear mayores y mejores creaciones artísticas sin llegar al mal gusto y al apetito de la comercialización.

Es necesario tener conciencia de nuestra dependencia cultural, nos solo para rechazarla sino para rescatar nuestra verdadera identidad.

Tenemos el derecho de poseer una cultura propia que responda a nuestros sueños y esperanzas, tenemos el derecho de ser dueños de nuestro futuro. Porque un peruano mas otro peruano nunca son dos peruanos.

ANTONIO MUÑOZ MONGE