CIELO DE TRISTEZA EN
TAYACAJA
Señalar y difundir los
florecimientos de su espíritu humanístico,
era corresponder el honor de su amistad. Siempre con el corazón en la
mano para servir al amigo, al hermano, al paisano. Siempre generosa y vital
para asumir compromisos con la
provincia, a través de la Presidencia del Club Provincial del que fue fundadora
y presidenta en dos oportunidades. Siempre con la sonrisa esplendorosa, franca,
leal, transparente, trasmitiendo entusiasmo, contagiando sueños y el orgullo de
haber nacido en las mágicas tierras de Tayacaja.
Nuestra Dama Tayacajina
MARINA ABAD
DE LANDA
ahora vive en la morada del corazón y la memoria.
Aquí en su
velatorio, estamos todos a su lado, para decirle en silencio todo el caudal de
cariño, respeto y admiración que
sentimos por élla desde el fondo de nuestros corazones. Afloran recuerdos, vivencias que escribieron
historias institucionales, familiares y amicales. Todo corre como un río que
atropella, se calma y vuelve a atropellar en este cariño que se enluta por nuestra querida Marina.
El 20 de enero de 1973 su fervor religioso y la devoción para con la Virgen
Purísima Patrona de Pampas Tayacaja, la llevó a celebrar la primera fiesta en
Lima en compañía de su esposo el entonces Teniente Coronel Mauro Landa y los
celebró en su domicilio ubicado en
Trinitarias 163 Salamanca, a
donde concurrieron los pampinos residentes en Lima.
En un reportaje publicado en el libro Celebración de la Virgen Purísima nos dijo: “La fiesta se celebró el mismo
20 de enero (como en nuestra tierra) con una misa en la Iglesia Nuestra Señora
de la Esperanza ubicada en la avenida Los Quechuas No. 346 de Salamanca, desde
el templo trasladamos en procesión a la Virgen hasta nuestro domicilio. A lo
largo del camino se reventaron cohetes
traídos de norte y donados por Humberto
Sánchez (…) En este gran reencuentro de pampinos la mayoría derramó lágrimas,
pues tuvimos la ocasión de abrazar a los
amigos y familiares a quienes no veíamos por muchos años. Fue inolvidable la
fiesta y estoy segura que muchos recuerdan con nostalgia ese año”.
Es cierto, Marina congregaba a los pampinos con su carisma, don de gentes y
esa mágica aura con que Dios supo engalanar su personalidad.
“Poblada de ternuras, mi casa es tu
casa” – decías a todos Marinita- y sonreías para avivar la suprema iluminación
del entusiasmo. Ahora desde esta ventana SAPOSAQTA solo puedo decir: MARINA ABAD DE LANDA este día de marzo te has
ido sin irte de tu pueblo, pues, tu ejemplo seguirá alumbrando el cielo de
Tayacaja.
Carlos Zúñiga Segura
Colaborador exclusivo de Saposaqta
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