RETORNO A PAMPAS
La Santísima Virgen Purísima
es la Patrona de la ciudad de Pampas Tayacaja, y su celebración se realiza
anualmente en este mes de enero, motivo por el cual, la ciudad se viste de gala
y alegría. Es tradicional el retorno de sus hijos a su terruño, al reencuentro con
su Santa Patrona, y al reencuentro con familiares y amigos luego de ausencias
obligadas por el destino.
La celebración se inicia a
partir del 10 de enero con “novenas” religiosas organizadas durante las noches
en la iglesia principal, para luego del “rosario”, los feligreses sean
agasajados con sendos “calientitos” para combatir el frío de la noche.
Actualmente muchos novenantes suelen contratar a una orquesta típica para que al
son de un huayno logren invitar al
público a dar unos pasitos de baile embriagados por la alegría de la noche.
El día 18 de enero termina
las novenas y es el gran “remate”. La noche se torna más alegre con la llegada
de la banda y orquesta “oficial” de la fiesta. Muchos pampinos retornan para
esta fecha desde diferentes ciudades del Perú y el extranjero. Solo en esta
fiesta, Pampas alberga nuevamente a sus hijos que un día partieron a tierras
lejanas. Se podría decir que solo en este mes de enero se podrá encontrar a las
amistades y amigos de antaño. En otras fechas del año es muy difícil hallarlos.
Al día siguiente 19 es la “víspera” del día
central. Es una noche inolvidable por la alegría y algarabía reinante en la
ciudad. La iglesia bellamente iluminada adorna la plaza, el cielo es invadido
por globos aerostáticos multicolores, en las esquinas encienden fogatas para
dar calor al visitante, las luces de los fuegos artificiales iluminan los
rostros de la muchedumbre, las bandas y orquestas típicas entonan melodiosos
huaynos, mulisas y tunantadas de moda, los jóvenes y chicas bailan en
armoniosas rondas en las esquinas y centro de la plaza, otros celebran el
reencuentro con viejas amistades bebiendo néctares preparados con caña de la
región en pequeñas carpas instaladas en la plaza, parejas de amantes se juran
amor eterno a escondidas de las miradas ajenas, los vecinos agolpados en las
esquinas miran asombrados la quema de los castillos de la noche, mientras los
niños juegan a lo largo y ancho de la plaza.
Al día siguiente la ciudad
es despertada por 21 detonaciones de dinamita muy de mañana llamados
“camaretazos”, las campanas de la iglesia repiquetean incesantemente llamando a
misa a la feligresía. Luego de la Misa
en honor a la Virgen Purísima celebrada con la presencia del Mayordomo y las
principales autoridades de la ciudad, se inicia la Procesión del trono de la
Virgen Purísima bellamente adornado, haciendo un recorrido por las principales
calles de la ciudad. Los acompañantes hombres y mujeres, vestidos con sus
mejores galas, elevan sus plegarias rezando y cantando en cada esquina de la
ciudad, siguiendo el recorrido tradicional de la procesión. Algunos
acompañantes esconden todavía en sus rostros los estragos de la noche anterior con
gafas oscuras, pero satisfechos de estar cumpliendo con la Mamacha.
Luego del retorno de la
Virgen a la Iglesia, los Mayordomos de la Fiesta invitan a la población en
general al tradicional Banquete o almuerzo masivo, en agradecimiento por su
participación. Terminado la gran comilona con los mejores potajes pampinos como
el plato de “cuchicanca” con su porción de mote de maíz hervido “toda la noche”
y algunos brindis ofrecidos por el mayordomo, se dirigen hacia la plaza de
armas a continuar con la tradicional yunza o cortamonte al frente del local
Municipal.
Esta costumbre es propia de los carnavales en todo el Perú, pero en
Pampas, desde hace algunos años han instituido esta costumbre. Y son varios los
árboles que caerán esa tarde al compás de las bandas y orquestas generando algarabía
en la gente. Paralelamente a este acontecimiento se realiza el “tradicional
Jala Pato” que hoy, por suerte, el noble pato ya no es decapitado cruelmente como
antaño donde nuestros antecesores sometían a suplicios al pobre animal,
haciéndole beber aguardiente de caña para emborracharlo, luego pasearlo
exhibiéndolo ante el pueblo para finalmente decapitarlo por gente sin
escrúpulos mostrando luego la cabeza del pato como trofeo de guerra al son de
alguna fanfarria ejecutada por la banda de músicos.
Esta costumbre felizmente
ha pasado a la historia gracias a las nuevas generaciones de jóvenes que han
optado inteligentemente por colocar al pato en una canasta de mimbre, adornada
y con cintas de seda colgantes para que los participantes jalen las cintas,
encontrando en cada una de ellas una sorpresa de compromiso para regalar el
próximo año al mayordomo el mensaje adherido a la cinta.
En los siguientes días se
realiza la entrega de toretes al Mayordomo, becerros tiernos comprados a última
hora, o en algunos casos alquilados o “comprados” al mismo mayordomo para hacer
la finta de entrega del noble astado. Esta entrega de ganado se realiza en el
barrio de Chalampampa, en el barrio de Daniel Hernández y la entrega más
pintoresca es en el cerro San Cristóbal, rememorando tiempos idos cuando los
hacendados de entonces aparecían por las cumbres del Yanapadre con el toro
ofrecido, ataviados con poncho, macora y pañuelo blanco al cuello.
La
concurrencia a estos lugares es masiva, acompañando a los “obligados” que así
se llaman a los donantes, por amigos y familiares. Esta gran fiesta de entrega
de toros termina con un baile general y con muchos tragos encima.
Como si fuera poco la fiesta
termina con una gran corrida de toros, con diestros traídos de lugares donde se
practica esta afición.
En conclusión la “Gran
Fiesta de Enero” en homenaje a la
Santísima Virgen Purísima Patrona de Pampas, resulta inolvidable para propios y
extraños. Los forasteros que llegan por primera vez terminan tan encantados que
estoy seguro volverán año tras año. Aquí nacen amores para toda la vida, como
amores pasajeros llamados “de fiesta de
enero”
En los últimos días de la
Fiesta se acostumbra a proclamar al nuevo Mayordomo para el próximo año, labor
que éste, deberá desempeñar comprometiendo
a los amigos y conocidos, durante todo el año, asistiendo a todo evento que se
organice, sea publico o privado, esto es, ceremonias cívico patriotas,
cumpleaños de los supuestos colaboradores, para lo cual el nuevo Mayordomo
tendrá un presupuesto especial para gastar en estos menesteres.
En el mes de noviembre el Mayordomo tendrá
que recordarles a los colaboradores que estamparon su firma comprometiéndose a
colaborar. Este acto se llama “Yaycupacu” o “Yuyarichiq” y consiste en enviar
una fuente de dulces, bocadillos de la localidad y una botella de licor que
varía según lo ofrecido a cada colaborador.
Esta Fiesta del veinte de
enero, de homenaje a la Santísima Virgen Purísima tiene una magia increíble para
el visitante; lograr el reencuentro de amigos y familiares separados por el
destino, que agradecidos prometen retornar año tras año, a este hermoso valle
de Pampas. Y termino estas notas con unos versos de Leopoldo Pacheco, poeta
Tayacajino.
Nunca un adiós duele tanto
como en Rumichaca
jamás las lagrimas calcinan
tanto la herida abierta
nunca un puente da tanta
sombra al dolor humano
jamás su lamento en la noche
hiere tanto el alma
Pero al volver al vergel
celestial de mi Pampas
todo el puente canta, como
ahora está cantando
los pajarillos trinan, como
ahora están trinando;
el río dócil sonríe
acariciando la verde romanza…”
Autor del artículo: Masuflo
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