Hace días vi en Facebook una
fotografía de “Mama Neme”, esposa del
señor Eustaquio Lezama QEPD digno ciudadano de Pampas, y se me agolparon en la
mente muchos recuerdos de mi juventud, transcurridos en ese valle de prodigiosa
vegetación y deslumbrantes paisajes. El establecimiento comercial que era dueña Mama Neme, era un bar donde
acudían todas las personas que querían pasar un rato de conversación amena o
simplemente a refrescarse con una espumante cerveza o calentarse con un “gin
con gin holton” pampino, léase "chato" con kola. Son muy numerosas las anécdotas
que se cuentan de ese nostálgico rinconcito de los recuerdos, donde los
personajes de aquella época desfilaban cotidianamente.
Un día se presentaba el gran pintor
Latoure a solicitar su dosis de alcohol
con las siguientes palabras: “dignísima señora: disfrute usted de muy buenas
tardes y tenga la bondad de expenderme un
cuarto de ese líquido que embriaga, que mata y que devora mis entrañas ”, Mamá
Neme le servía un cuarto de botella de aguardiente de caña, el digno artista tomaba
la botella, lo ponía frente a sí y le conversaba filosofando “ licor maldito, que me tumbas,
que me matas, que haces que ande a gatas
y a veces de cuatro patas , ¿Qué haces allí afuera? ¡Pasa adelante!” dicho este
breve discurso, tomaba su pócima en dos tantas, sin realizar el gesto
característico y luego emprendía la retirada.
En otras oportunidades se reunieron don Mariano Palomino, don Daniel Martínez, el señor Matamoros y el tío “Chusco”
Gamarra para refrescarse con una
cervecitas y recordar viejos tiempos mientras que Carlos Martínez (Lacha) los
veía, se frotaba los manos y pasaba por la puerta de la cantina, saludando en
forma ostensible a los parroquianos, y
luego regresaba saludándolos y así varias veces, esperando que lo llamen, pero
como no sucedía tal cosa, entonces tomaba al toro por las astas y penetraba
a la tienda manifestando: - ¿me han llamado o me he equivocado? Y tomaba
un vaso limpio y se servía la cerveza - ¡¡salud amigos! Y así se formaba el quinteto de parroquianos.
En otra ocasión, los inseparables
carpintero y zapatero respectivamente, “Llaqlla” y “Atatayay”, muy amigos de empinar
el codo, visitaban la cantina de “Mama Neme” a disfrutar de una tarde de
borrachera al que se sumaba nuestro amigo “Yana Puyo” y formaban un trio de
polentas en el arte de rendir pleitesía a Baco, donde el pensamiento celebre y
de alto contenido filosófico del famoso y nunca bien ponderado “Yana Puyo” era "Zas zas fijo, todos joden,
menos yo”
De tarde en tarde, visitábamos la
famosa tiendecita a tomar un “gin con gin holton” con la patota conformada por Choyo Monge, Ciro
Tovar , Joel Ospina “Tribi”, Davicho
Espinoza , Alchi Asto, el Chino Ramos, Hernán Tovar y Gucho Córdova para ensayar
canciones de música criolla,
especialmente los valses de Felipe Pinglo Alva, deleitándonos con “El huerto de
mi amada” “El plebeyo” “El espejo de mi vida”
“Hermelinda” y otros como “Lejano amor” “El provinciano” y muchos valses
más, amén de la música vernacular entre yaravíes, tristes y huaynos, para luego
dar serenatas a las guapas chicas pampinas y de ciertos balcones, en algunas ocasiones nos llovía, no
precisamente agua, sino ese líquido que mancha el honor y que deja un perfume
nada grato.
En nuestras vacaciones universitarias,
invariablemente visitábamos nuestro rinconcito de los recuerdos y siempre
fuimos muy bien recibidos y mejor tratados por Mamá Neme que felizmente se
encuentra entre nosotros gozando de muy
buena salud para alegría de sus siete hijos y numerosos nietos y biznietos,
Dios le depare larga vida a tan noble señora.
Autor: Hernán Canales Acevedo
Escritor Tayacajino colaborador de
Saposaqta
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