domingo, 22 de abril de 2012

MISTERIOSO CRIMEN EN PAMPAS





Hasta ese día, Pampas era una ciudad tranquila donde nada ocurría. Estaban lejos los días en que los comuneros de Acraquia se levantaron en armas contra los mistes abusivos quemando vivo a más de una docena de pampinos en “verdugo corral”, hecho que marcó historia en el apacible valle, en los albores del siglo pasado. Años después Octavio Medina manchó de sangre al pueblo, asesinando a sangre fría a don Aurelio Serpa, provocando la indignación general y marcando otro hito en los hechos delictuosos de la apacible localidad. Esa mañana los madrugadores habitantes se vieron con la desagradable sorpresa de ver un cuadro macabro; el suboficial Juan Dávila se hallaba clavado en las rejas del jardín de la Plaza de Armas; una de las flechas de la reja le había penetrado por el pecho, provocándole aparentemente la muerte. Pero, ¿cómo había hecho para caerse sobre las rejas del jardín? Tendría que haber subido sobre una plataforma y de ahí aventarse sobre ellas y, para clavarse de esa forma, la caída debería de haber sido de varios metros de altura. Entonces… ¿qué había pasado? Toda la gente se arremolinó alrededor del parque, realizando una serie de conjeturas y lanzando teorías de las más audaces.

El suboficial Dávila era el Instructor Premilitar del Colegio Nacional San Pedro de Tayacaja; había llegado a trabajar hace algunos años y se había comprometido en matrimonio con una dama pampina, pero se rumoreaba que nuestro personaje era muy amigo de Eros y que, gracias a su juventud y buena presencia, había conquistado los corazones de más de una damisela, entre las cuales se hallaba una bella chiquilla que frisaba los quince abriles. Además de Eros, era muy amigo de Baco o Dionisio, pues con mucha frecuencia se ponía a libar copas hasta emborracharse completamente, y ahí estaba el quid del asunto, salía de la cantina de turno y se iba a descansar a su alojamiento profiriendo una serie de palabras soeces contra el pueblo y sus habitantes. Su grito de guerra predilecto era:

 - ¡Me cago en Pampas y me limpio el culo con sus habitantes!

Y así, nuestro personaje de marras iba acumulando resentimientos profundos que habían calado muy hondo en el alma de los pampinos.

 Las autoridades se vieron en tremendo problema y casi se vuelven locos para esclarecer el asesinato y los móviles del crimen. La policía hacía investigaciones por todas partes, pero nadie había visto nada, ni siquiera se habían escuchado gritos nocturnos de discusiones. Indagaron por todas las cantinas del pueblo, siguieron paso a paso por todos los lugares que había visitado en compañía de sus amigos, la última cantina que visitó fue el restaurante de Yance donde estuvo libando hasta cerrar la noche y luego los amigos se dispersaron cada uno a su domicilio y desde ese momento todo es un misterio, se indagó por todas las demás cantinas pero en ninguna de ellas daban razón alguna; todo era misterio, no se sabía dónde había tomado licor la noche de su muerte. El cadáver, después de ser levantado por el juez y el agente fiscal, fue remitido a la posta médica donde le hicieron la necropsia de ley, encontrando que, en primer lugar, el occiso había ingerido gran cantidad de alcohol. La muerte se debía a diferentes golpes propinados por mano ajena en la cabeza, y el cuerpo había sido trasladado hasta la plaza de armas y clavado a la reja del jardín, pues la herida no había producido hemorragia alguna.

 Casi todo el pueblo estaba en la mira; todos eran sospechosos, especialmente algunas familias que resolvían sus desavenencias golpeando, entre todos sus miembros, al intruso que osase cruzarse en su camino. . Como no lograron resultados en las investigaciones regulares, investigaron su vida íntima; muchos alumnos del colegio fueron llamados a rendir su manifestación como posibles testigos de algún hecho que podría dar luces al asunto. Descubrieron que en su vida íntima existían más de una Eva; además de la oficial, se enteraron de que existía una quinceañera entre el racimo de fruta prohibida y sospecharon del padre de ésta, a quien lo invitaron a rendir su declaración de lo que pudiera saber sobre el asunto. Lógicamente el padre no podía negarse a concurrir a prestar su manifestación, y la policía de investigaciones lo detuvo y le hicieron una serie de interrogaciones tan hábiles que casi lo matan. El pobre hombre que fue con el pelo negro y con 70 kilos de peso, cuando salió era un anciano de 50 kilos, el pelo completamente blanco y no podía ni caminar; por supuesto: él no era culpable de nada.

Las investigaciones siguieron por diferentes rumbos, se hicieron detenciones, interrogatorios y por mucho tiempo ha permanecido en el misterio más absoluto y es muy posible de que ni el tiempo pueda descifrarlo. 

Hace ya mucho tiempo, cuando hacia uno de mis viajes a Pampas, salió como tema de conversación del viaje este misterioso caso, y escuché la siguiente narración de un personaje notable de la localidad:

 - “ Es posible que nunca se logre esclarecer el caso Dávila, pero particularmente hice algunas investigaciones; el día de su muerte, este se hallaba embriagado, había libado con dos amigos en el restaurante de Yance, uno de ellos era el Jefe de Correos y casi de noche se despidieron y en el trayecto a su domicilio se encontró con dos amigos y se fueron a seguir chupando en una cantinita en las afueras del pueblo, cerca de Puhuay donde mandaron preparar un caldo de gallina y luego se quedaron libando licor hasta altas horas de la noche hasta quedar completamente borrachos. Luego salieron de la cantinita rumbo al pueblo, acompañados por el dueño de casa, y en el camino entre los tres le dieron una pateadura y lo mataron de un golpe en la nuca y, así muerto, lo hicieron cargar con un indio hasta el parque, donde llegaron después de medianoche. Lo llevaron al centro del parque y lo clavaron a una de las lanzas del enrejado del jardín para que, de esa manera, parezca que él mismo se había clavado borracho.

A esas horas de la noche, el parque estaba completamente desierto y nadie los hubiera visto o peor aún, reconocido. Con el mayor sigilo posible abandonaron el parque y se perdieron en la oscuridad de la noche dejando atrás su macabro crimen. Esto que les he contado lo saben algunas personas, pero tienen miedo de hablar, aunque a la facha, ambos personajes ya han pasado a mejor vida, pero siempre queda la familia, los amigos y conocidos, razón por lo que se debe guardar cierta reserva, y por ese motivo no les puedo decir de quiénes se trata; ya algún día se sabrá toda la verdad. Dicen que estas dos personas habían premeditado con anticipación todos los hechos para darle vuelta al suboficial, porque estaban hartos de que un personaje extraño al pueblo ofenda a diestra y siniestra sin qué ni por qué.”

En la actualidad el caso ya está casi olvidado; solamente antiguos pobladores del pueblo lo recuerdan, y los hechos han pasado a formar parte del folklore popular, en el que se tejen conjeturas de todo tipo.

Muchos personajes que estuvieron como protagonistas de los hechos aún viven por lo que por respeto a su privacidad e intimidad, nos inhibimos de dar nombres, y como nos manifestaba nuestro informante anónimo, algún día se sabrá la verdadera historia.

 AUTOR: Hernán Canales Acevedo.
Colaborador de Saposaqta
E-mail: feankcanales@hotmail.com

1 comentario:

Andrés dijo...

Mi querido Hernán:
Tus trabajos sobre tradiciones son muy interesantes por lo que te felicito. Tu documento sobre HELME, publicado en el blog de tamboquerido, es el de mayor lectura.
Tu amigo Andrés.