lunes, 19 de marzo de 2012

LA FIESTA DEL MAIZ


Valentín fue con su hijo a coger choclos para que se hagan una pachamanca. Genaro, el muchachito, desde días atrás, desde que comenzaron a engrosar los choclos, se dio cuenta que semillas no sembradas habían crecido. Observando bien allí, aparecieron “chullpi” maíces, “culli” maíces, maíz morocho.

¿Por qué así mezclados ahora aparecen? Pensando hacía sufrir mucho su cabeza. Notaba todo esto en los tallos del maizal: Del maíz “culli” su tallo es negro, del rojo y del “chullpi” es blanco, su raíz es blanca y sus flores también blancas; del maíz rojo su tallo es veteado de varios colores. Esto encontrando Genarito a su padre pregunto.

Padre, ¿por qué si en esta chacra hemos sembrado maíz “chullpi”, ahora al deshojar encontramos maíces de otras clases y colores? En otras chacras de la comunidad también observo que donde hemos sembrado maíz blanco están creciendo maíces de otros colores, de semillas que no hemos sembrado ¿Por qué así mezclados aparecen ahora, padre?

Su padre, recogiendo choclos, le cuenta de esta manera: Es que tú no sabes todavía hijo. ¡Ahora te voy a contar!... Dice que el día de la siembra, en horas de la noche, cuando ningún hombre ve, los maíces madre salen del ojo del mismo surco donde lo hemos enterrado y hablan de esta manera:
¡Vamos culli maicito! ¡Vamos maicitos plomos de ese lado de la chacra! ¡Vamos de este lado del surco “paru” maicitos! ¡Vamos a bailar al borde de la laguna!

Están alegres porque han sido escogidos como semillas, porque han sido escogidos para aumentar; y para que no se tornen estériles marchan al borde de la laguna a remojarse para que crezcan después con rapidez, para que tomen vigor; para que tomen fuerzas, no te tengan miedo ni a la sequía y se yergan fuertes.

Entonces ya en el borde de la laguna comienzan a bailar agarrándose de las cinturas, ya tomándose de las manos y formando rondas, cantando al borde del lago: De esta chacra maicitos culli/ De la chacra de arriba maicitos plomos/ De la chacra de abajo maicitos chullpi/ Vamos maicitos al borde del lago/ vamos maicitos bailaremos.


Y después de bailar, todos se mojan y beben bien en la laguna-. Y llegando a un momento de mucha alegría se olvidan de volver y se amanecen; entonces ya cuando canta el gallo empiezan a regresar, temerosos de que la mañana aclare y les vea la gente, temerosos de que les dé el sol. Retornan apurados, enredándose en los caminos de herradura, rodándose, ayudándose a levantar. Así como locos llegan. Y al llegar se confunden de chacra y en otras chacras ajenas ya se meten.

Es por esto que semillas que no hemos sembrado aparecen en nuestras chacras… ¡Así es hijo!.



José Oregón Morales (Tayacaja, 1949)
Ha publicado Kutimanco y otros cuentos, El Motín, Loro Qolluchi y otros cuentos, Memorias del cuye Arroyo y la Casita del cedrón.

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