sábado, 14 de agosto de 2010

CHALAMPAMPA



Barrio de poetas, músicos y pintores

Una atenta mirada desde la emoción y los recuerdos en las calles y hogares de Chalampampa donde nacimos, consolida la idea de que todos somos una familia, un tejido permanente de vivencias personales y colectivas que nos alimentan desde nuestras infancias hasta la cotidiana aventura de la vida en madurez.


Estuve en abril y en julio. Visité la capilla María Auxiliadora y recordé el gesto de la familia Acevedo - Olivera donando el terreno para su edificación por documento de fecha 9 de febrero de 1926 ante el notario Mariano E. Cárdenas. La colocación de la primera piedra el 1 de julio de ese año a las 4:00 p.m. en presencia del R.P. Miguel Torre delegado diocesano y la participación de la señora Raquel García de Quijada, Celso S. Abad y Santos T. Córdova y la posterior suscripción del acta ante el notario Alejandro Acevedo. Luego el año 1932 la donación de la puerta a cargo del filántropo Octavio Zúñiga. Este templo es el símbolo del barrio, su atalaya espiritual, su plenitud histórica.


Unos pasos más adelante doña Teófila Flores de Donayre me invita riquísimos chaplines y melcochas. Saludo a Choyo y su familia doña Rosa, Delia y Rosalía Monge. Don Sebastián Ruiz y sus hijos, la familia Barrientos Peña, don Horacio y su hermana Magda, las familias Landa, Aristizábal, Ortega, Chávez, Zamudio, Cosser, Vega, doña Carolina Sttubs, Olinda Aroni, la familia Mendieta, Acevedo, Bernardo, Donayre, Ernesto Ruiz, esposa e hijos; y doña Urpi ofreciéndome su picante de cuy en salsa de mani y doña Zoraida su famosa chicha. Qué linda familia en verdad suscribiendo con sus acciones páginas de verdadero sentimiento. (No cito apellidos tan queridos por espacio en la página).


Raúl Cámac, pintor y amigo de años, sale de su casa y me invita a ver sus cuadros y visitar el hogar de su tio con mates y portarretratos de impecable manufactura. Mariano Martínez nos da alcance en la pequeña placita donde confluyen las tres calles del barrio, bebemos unas cervezas y visitamos a los amigos y amigas para hablar de la vida, de las ausencias que son presencias, de los sueños que quedaron en los aretes de la luna, de los amores jurados en el puquial como eternos para llegar al olvido.


Aquí en Chalampampa están los amigos y las familias a quienes queremos y nos quieren. Este sentimiento obra el milagro de reinventar nuestro barrio, hacerlo vivo como antes, hasta convertirlo en palpitación vital del hombre enhebrado en el resplandor mágico de los recuerdos.


Autor: Carlos Zúñiga Segura

Colaborador de Saposaqta

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