domingo, 5 de septiembre de 2010

PUÑAL DE CACHITA BLANCA

"Los poetas somos viento del pueblo, nacidos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas” dijo alguna vez el poeta Miguel Hernández. En efecto, este aserto se confirma en el periplo fecundo por el vasto reino de la literatura de Tayacaja que viene a constituirse en palpitación vital del hombre enhebrado en el resplandor mágico de la creación literaria.

En reciente visita al barrio de Chalampampa he sentido ese permanente caudal alimentado por hechos cotidianos, cuyas pulsaciones en mayor o menor medida –trasladados desde su cotidianeidad al análisis y lección- se convierten en heredad que compromete impulsarla, valorarla y difundirla. En ese caudal iluminador de la palabra recordé a don Celso S. Abad, a su esposa señora Luzmila Idoña y a José nacido en abril de 1932, abogado, profesor y narrador.

José Abad Idoña ha publicado un trascendente libro de relatos “Puñal de cachita blanca” escrito no de las cosas sino de la esencia misma de las cosas como dice Pffeifer; por ello, Abad sabe y siente la textura de nuestro pueblo, sus personajes, sus asunciones cotidianas respecto del tiempo y la vida; y, así precisamente de ese conocimiento certero se nutre su palabra plena y florecida desde Salcabamba como una lima-lima aromada en el altar de los recuerdos.

Sus cuentos se vertebran en ese universo encantatorio de las tierras tayacajinas, de modo tal, que las imágenes amalgaman topías plena de angustias o florecimientos de una utopía porque el mundo cicatrice sus heridas.

Carlos Zúñiga Segura

Colaborador exclusivo de Saposaqta

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