martes, 30 de diciembre de 2008

ANECDOTAS DE DON PABLO MONGE


Don Pablo Monge era un personaje al que se le atribuyen una serie de anécdotas tradicionales de Pampas, que son contadas hasta la fecha por personas de la edad de oro que peinan canas y están en la tercera dentición. Y es que este personaje ha existido en la vida real, era dueño del fundo Pariacancha que queda cerca de Mantacra y estaba directamente vinculado a Pampas ya que todos sus parientes eran personajes que habitaban en la ciudad y constituían una de las familias más importantes de la zona; era frecuente el dicho:

“Pampas, trampas, cuentos, chismes, Monges, Sánchez”

En aquellas épocas, todos los personajes principales eran hacendados, el que menos tenía siquiera su pequeño fundito y se dedicaban en su mayoría a la siembra de productos de pan llevar, algunos a la pequeña ganadería lanar y vacuna y los que poseían sus tierras en las quebradas sembraban caña de azúcar y se dedicaban a la producción de aguardiente de caña. La industria que hizo famosa a Pampas fue la producción de jamones, que eran muy cotizados en el mercado internacional; entre los principales productores de jamón tenemos a los Pacheco, los hermanos Minaya, los Torres, los Guerreros y algunos más. Por esa razón se conoce a los pampinos como kuchimichi lo que equivale a decir “pastor de cerdos”, aunque a la fecha ya se ha modernizado el término y se dice: “porcinólogo”. También abundan los sapos en mi querida tierra, por lo que nos dicen saposaqta ó “guiso de sapo”. Verdaderamente Pampas ha perdido su prestancia y hegemonía en la producción de los deliciosos jamones; los chanchos criollos de abundante carne y poca grasa aún existen, y lo que ha sustituido a los jamones es el tradicional kuchikanka, que es un delicado manjar para los paladares más exigentes.

Cuentan los tradicionistas de aquellas épocas, cuando “amarraban a los perros con salchicha”, los hacendados se pasaban visitándose de hacienda en hacienda para jugar rocambor, y que los cumpleaños duraban siete días que eran: antevíspera, víspera, día, joroba, corcova, respinguete y andavete. Los homenajeados tenían que prepararse con meses de anticipación, ya que tenían que albergar a un ejército de personas que llegaban a caballo y con sus asistentes.

Volviendo a lo nuestro, hemos podido recopilar algunas anécdotas del popular señor Monge que a continuación vamos a narrar, algunas en quechua, ya que nuestro bilingüismo serrano es tradicional y nuestro idioma nativo es el más dulce y expresivo para quienes tenemos la suerte de conocerlo

LIOS CON EL SUBPREFECTO

En una oportunidad, don Pablo tuvo la necesidad de ir a Pampas y lo hizo cabalgando en su hermosa mula blanca. Ya en el pueblo, dejó su cabalgadura en el establo y se fue a su alojamiento. La llegada de nuestro personaje fue inmediatamente conocida por el Subprefecto, que no le tenía simpatía por su carácter voluntarioso y burlón, y quiso jugarle una broma pesada. Y mandó cortar las dos orejas de su mula favorita. Al poco rato el pongo puso en conocimiento de su patrón la pérdida de las orejas de la mula, y éste, sospechando que el Sub Prefecto tenía que ver con el asunto, mandó cortar los belfos de un hermoso potro que guardaba la autoridad en el mismo establo.

Al día siguiente se encontraron en el establo y se produjo el siguiente diálogo:
¡Buenos días señor Sub Prefecto! ¿Cómo amaneció el día?
No tan buenos para usted señor Monge, porque mire usted, las orejas de su mula han desaparecido.

¡Pobre animal! Efectivamente le robaron las orejas, y se ve tan graciosa que hasta su potro se está riendo a carcajadas: mire usted como muestra los dientes.

El Sub Prefecto se puso verde de cólera al ver a su potro favorito en esa condición.

Y lo expulsó de la ciudad con estos términos:

¡Usted queda expulsado de la ciudad de Pampas! ¡Usted nunca más beberá el agua ni pisará la tierra de esta ciudad, mientras yo siga de Sub Prefecto!

Ante tal determinación, el don Pablo no tuvo mas remedio que retirarse a su hacienda, donde estuvo prácticamente recluido muchos meses. No podía viajar a la ciudad para alternar con sus parientes y amigos, dándose una canita al aire en una noche de bohemia o un emocionante partido de tresillo. Hasta que un día tuvo la necesidad de visitar nuevamente la ciudad, pero ante la amenaza del Subprefecto: “no pisará la tierra ni beberá el agua de Pampas”, mandó cargar doscientas llamas con la tierra de su hacienda y unos diez burros con agua, también de su hacienda, y, desde la entrada de la ciudad, sus pongos lo precedían haciendo una alfombra de su tierra para que él camine sobre ella, y así pasó por la puerta de la subprefectura: caminando sobre su tierra y bebiendo su agua. De esa manera cumplió el castigo de la autoridad: no pisó la tierra ni bebió el agua de Pampas.

CAPA DE LOS CHANCHOS

En otra oportunidad, una de las hermosas marranas que criaba el señor Monge lo premió con una camada de doce cerditos y la mayoría de ellos eran machos. A los tres meses los cerditos son ya maltones y se les denomina urucuchi, es necesario emascularlos o mandarlos castrar o capar a fin de tranquilizar sus ímpetus para que empiecen a engordar. Por esa razón es que un día, su esposa le dijo:

Pablo kuchichanchiktam capachiwaqña (Pablo, ya debes hacerles capar a nuestros chanchitos).
Ari, kunan punim kapachimusaq. (Si, hoy mismo los haré capar).

Dicho y hecho, tomando al pie de la letra la palabra “capar” de “capa” ó prenda de vestir antigua, el bendito Pablo, hizo cortar una hermosa lona que tenían para el secado del maíz y mandó confeccionar doce capitas con las que vistió a los marranitos.

PRUDENCIA

Don Pablo Monge llevaba una vida despreocupada, un tanto desordenada, muy libertina, llena de invitaciones, jaranas, fiestas y en fin, la vida fácil de las personas de aquellas épocas, que poseían bienes y querían vivir la vida intensamente. Un día su esposa lo hace reflexionar y le dice muy cariñosamente Pablo, tú llevas una vida muy desordenada, es tiempo de que vivas ya con Prudencia.
Bueno hija, así lo haré.

A los pocos días, don Pablo Monge desapareció misteriosamente de su fundo y nadie sabía de su paradero, pues había fugado con rumbo que él solo conocía. Hicieron indagaciones, lo buscaron por todas partes, pensaron que le había sucedido lo peor; en fin, un mar de lágrimas su esposa e hijos, hasta que un día recibieron la noticia de que el famoso Pablo estaba conviviendo por los parajes de Izcuchaca con una bella damisela que se llamaba Prudencia. Cuando la esposa le recriminó su infidelidad se justificó diciendo:

Me dijiste muy claramente que vaya a vivir con Prudencia y te hice caso, pues me has encontrado viviendo con ella.
PREOCUPADO

En otra ocasión en que la esposa de don Pablo se hallaba con los dolores del parto esperando de un momento a otro la llegada del nuevo vástago. La casa hacienda era una loquería; las comadronas encargadas del parto daban una serie de órdenes. Calentar el agua, preparar los pañales y demás necesidades del recién nacido. Asistir a la parturienta y todo lo necesario en esos casos, pues en aquella época no había médicos ni enfermeras y eran ellas, las comadronas, las que atendían los partos. Eran unas señoras que poseían muchos conocimientos tradicionales del oficio. Mientras ocurría todo esto, nuestro personaje se había acomodado en su sillón predilecto para dedicarse a la lectura de un libro clásico. Una de las comadronas, al ver la aparente tranquilidad y sangre fría del esposo de la parturienta, le increpa en los siguientes términos:

Señor Monge, imaynataq qam haukalla tiyachkanki, warmikiñataq nanaywan wachakuchkan. (Señor Monge, ¿Porque está sentado tranquilamente mientras que su mujer está sufriendo los dolores del parto?)

Imatataq ruranayta munanki señora. (¿Y qué quiere que haga yo señora?)

Wakin qosakuna hinam kawaq, preocupadom purinku (debes ser como otros maridos que andan preocupados)

¿Imam chay “preocupado” kay? (Qué es estar “preocupado”)

Yakuta timpuchin, sabanata maskamun, pañalta qorqomon baúlmanta, yaykunku wasiman, lloqsenku wasimanta, chaymi “preocupado” kay. (Hacer hervir el agua, buscar las sábanas, sacar los pañales del baúl, entrar y salir a cada rato de la casa, eso es estar “preocupado”.

Todas estas críticas lo escuchó serenamente, le dio las gracias a la señora por las reflexiones que le había dado y todos estos sabios consejos se los guardó para el futuro.

En aquella época no existían las distracciones que hoy conocemos, mucho menos en la chacra, pues las únicas que había eran la caza de perdices, palomas, vizcachas o venados, lo cual se realizaba con bastante frecuencia. La única distracción de los varones era la de aumentar la población, pues los condones se utilizaban solo en “ciertas ocasiones”, cuando el fruto prohibido era prohibido de veras y la mayoría de edad se alcanzaba recién a los 21 años. No tardó mucho la señora en ponerse nuevamente en “estado interesante” y repetir la escena del parto del año anterior. Esta vez se le veía al señor Monge en unos apuros terribles; comenzó a subir y bajar como loco por las escaleras, abrió los baúles y desparramó toda la ropa blanca y los pañales, prendió fuego a la cocina que casi provoca un incendio, salía corriendo y regresaba corriendo atropellando a su paso todo. Ante esta situación irregular la misma comadrona que había atendido a su esposa anteriormente lo increpó diciendo:

!Señor Monge, imataq sucedesunki, locoyarunkichu! (¡Qué le sucede señor Monge, se ha vuelto usted loco!)

Ama fastidiawaychu señora, llumpa llumpay preocupadom kakuchkani. (No me fastidie usted señora, que estoy muy preocupado).

PAPITAS VERDES

Don Pablo mandó sancochar unas papitas nuevas. Eran de una variedad especial que producía su fundo, e hizo preparar el famoso qapchi, a base de queso recién cuajado con huacatay, cebollitas chinas, ají, sal y aceite. E invitó a las principales autoridades de Pampas a degustar la exquisitez del potaje. Les agradó mucho a los asistentes del banquete, tanto que el Juez de Primera Instancia se le acercó y le dijo:

Sus papitas muy exquisitas señor Monge, quisiera que tuviera a bien venderme don sacos de estas “papitas verdes” para enviar a mi familia en Lima, usted páseme nomás la cuenta.

Encantado señor Juez, no faltaba más, en una semana tendrá su pedido en su casa, pues tengo que hacerlas preparar.

Así lo hizo; mandó preparar las “papitas verdes”: extendió dos sacos de papas al sol para que se pongan verdes, lo que en la sierra llamamos qoyo, y una vez que estuvieron verdes, mandó encostalar dos sacos y envió tres costales a la casa del Juez con una nota que decía: “Señor Juez: le envío los dos sacos de papitas verdes que me solicitó y de mi parte adjunto un saco de papitas nuevas que se servirá usted a nombre mío”.

El Juez quería dos sacos de papas nuevas o recién cosechadas y por decir “nuevas” dijo “verdes”, lo que aprovechó don pablo para jugarle otra broma pesada a la Autoridad.


Cuento de Hernán Canales
imagen: Óleo de Carla Chávez Keller

viernes, 26 de diciembre de 2008

COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

La casa de Pampas Tayacaja, de las hermanas Franciscanas Misioneras del Niño Jesús se inició el 3 de marzo de 1956, siendo su primera superiora sor Hortencia, acompañada de sor Emilia, sor Raquelina, y sor Adelina. Todas ellas fueron recibidas en Pampas por la señora Rafaela Velarde viuda e Pacheco, y su hermana sor Beatriz del Sagrado Corazón.

La primera piedra de la casa tuvo por padrinos a don Raúl Martínez Zuzunaga y a la señora Rafaela Velarde, quien donó el terreno y fue benefactora. Cuatro años después se bendijo la casa “San Rafael”, al igual que las aulas del colegio, y cuatro años mas tarde se bendijo la capilla. En aquel tiempo las Hermanas Franciscanas regentaron una escuela primaria y el Colegio “Nuestra Señora de Lourdes”.

Dirigieron las madres superiores siguientes: sor Hortencia Pomponi, sor Bernarda Ceriotti, sor Liboria del Prete, sor María Celina Rivero, sor Dionicia Piras Foi, sor Chiarella Bruni, sor Margarita Hernandez, quien gestionó la nueva infraestructura del plantel, y sor Nelly.

Durante el gobierno de Alberto Fujimori, en la década de 1990, se les entregó una nueva y moderna infraestructura para el colegio Nuestra Señora de Lourdes de Pampas.

De: Historia de Huancavelica (Tomo II, pg 207). Federico Salas Guevara-Schultz. Primera Edición. Lima, noviembre 2008.
Imagen: Fachada actual del colegio Nuestra Señora de Lourdes.

martes, 23 de diciembre de 2008

GASTRONOMIA DE TAYACAJA


Por la variedad de sus climas Tayacaja es una provincia rica en verduras, papas, ocas, mashua, exquisitos choclos, alcachofas, hierbas aromáticas, etc. En sus extensos pastizales se alimenta el ganado vacuno, ovino, caprino, y porcino, que nos dará luego de su preparación, exquisitos potajes, preparados por las expertas manos pampinas.

Su plato bandera es el “Cuchi Kanka”, buscado por forasteros de todo lugar, el cual es distinto al asado de otras provincias vecinas. Es un plato obligado en el desayuno, especialmente acompañado de una sabrosa salsa de cebolla y un plato de cancha, para rematar con un sabroso café.

Otros platos son el “Mondongo” y el “Chupe Verde”, este último es especial para reparar una noche de farra y bohemia. Después de saborear este plato, el cuerpo experimenta una felicidad sin límites. Igualmente se toma acompañado por un plato de cancha de maíz tayacajino. Dentro de estos deliciosos caldos y zumos está también el “Patachi”, el caldo de gallina de corral al estilo tayacajino.

Recordamos también los sabrosos chicharrones de chancho, acompañados de la gran variedad de papas y choclos cultivados en la provincia. De la misma manera existe una delicia muy popular en la población: el recordado “Chuno Pasi”.
Y no olvidemos a nuestros animalillos menores como el cuy, del cual podemos deleitarnos con diversidad de platos como el cuy chactado, el picante de cuy en salsa roja con maní, el cuy booster, etc.

Otro recordado plato es el QAPCHI a base de queso, huacatay y chikchimpay, acompañada de su papa sancochada y una porción de ají.

Entre los postres tenemos la mazamorra de calabaza, el timpuchi, los mantecados, el pan de maíz, la jallulla.

Veamos las imágenes siguientes extraídas del documental “Tayacaja”.

sábado, 20 de diciembre de 2008

UNA MIRADA A LA MUERTE

Es el cementerio, lugar donde se guarda aquello que es muy difícil de olvidar, sin embargo he pensado que la indiferencia es tan mezquina como la misma mentira del oportunismo, que solo cuando exige un interés se acude a ello. Mi pequeño relato no tiene que envidiar en lo absoluto al indiferente, mi sola intención radica en presentarles una especie de documental de algo que va rumbo a la desaparición, sin embargo, es preciso plasmarlo en un texto nada muy diferente.

Vagaba yo cuando ya declinaba el día en el ocaso. El sol apenas aparecía en un lienzo dorado aislado de nubecillas que se tendían como agitados muy suavemente por una y otra ráfaga viajera del viento, anunciándose la cercana sombra en las montañas del occidente, cuyas sólidas rocas sirven de balcón para los ojos observadores del visitador, un cuadro prominente y de excelsa belleza del valle pampino. A esa hora se alistan a dormir las penas y los olvidos en el Campo Santo de Chalampampa.

Andaba entre espacios confundidos, entre tumbas desordenadas y nichos opacados por un cierzo nebuloso, como quien cuenta los rastros de quienes yacen eternos entre mohos, arbustos y helechos que se impregnan en las lápidas de diversa naturaleza como si guardaran el calendario del olvido para recordar al bien querido que descansa si en paz o profanado su eterno sueño por una visita piadosa.

Advertido por el chasquido de una ave agorera me tope con algo no común por su forma y singular naturaleza, celosamente escondido, hallé un túmulo misteriosamente monumental resistiéndose a las inclemencias del tiempo, allí donde el viento de la tarde eternamente lo azota despiadado, allí donde la lluvia nocturna chorrea como exprimir su existencia y el candente sol calcina la memoria de sus letras escondidas sin sentir el ruego que perennice su existencia.

Me acerqué con sigilo y me impactó la fecha que rezaba desde hace más de un siglo atrás…”10 de Julio de 1898”. Más de cien años de existencia y parecía que nadie había advertido tal milagrosa antigüedad. El olvido indiferente opaca la mente de quienes diario visitan el santo lugar. No son sólo mis ojos que han viajado por allí, o mi mente sola que esté iluminada por tal impresión; más que eso, me llamó la atención por la gran riqueza literaria que versa en sus cuatro ángulos.

Pero este anta de forma cúbica engorrada por una pirámide regular hexagonal, hecho de tierra roja cocida con el mismo calor del sol que hasta hoy destruir no puedo; concluye con una pestaña finamente perfilada entre el cuerpo principal y la pirámide final. Un evidente monumento en memoria a la muerte.

La lápida principal de mármol antiguo, protegida por barrotes enmohecidos por el tiempo, muestra una figura original. Es un pequeño ángel que se posa con una corona sobre una niña, mientras ella yace aguardada celosamente por la madre llorosa. Una escena copiada de la divinidad. En esa cara principal, tan elocuente, reza la siguiente inscripción:

M. CLEMENTINA) (E. PACHECO)

“Tierna hija y flor perdida.
¿Cómo no llorar en tumba desierta
cuando el fiero destino solo de tres
arrebató impío de nuestro seno?
Velad por nosotros y E.P.D.

Pampas, Julio 10 de 1898

M.P. M.A.V.

Ciega es mi mente para merecerle un análisis literario confiable; sin embargo entiendo que el espíritu de resignación intolerable de sus autores no disimulan el amor que escribe con llanto de dolor mezclado con odio a la muerte impía que sin diferenciar la edad ni balancear el gran amor paterno, arrebatan sin aviso alguno al ser más querido.

Lejos estoy de deducir que si fue única hija que florecía en el altar de los brazos de sus padres, fue segada para adornar el altar divino. Aún así, no deja de ser cruel el beso felónico de la muerte, más si corta las esperanzas amorosas y ahoga en llanto el hogar adornado por la sonrisa de una hija. Lo que si puedo asegurar es que el amor es implacable como el mismo monumento que el tiempo y el olvido no han podido doblegar

La esperanza que transgrede con fe el espacio y el tiempo, se torna febril cuando se deposita en el altísimo al encargar una plegaria de “Velad por nosotros” y la dicha que en suma se consuela con el deseo de E.P.D. Obvio está que esta dulce niña de Dios Goza, desde hace más de cien años.

La tumba desierta es el destierro a un lugar solitario y vacío donde yacen los muertos, por eso quedan tan solos por siempre. Ese solo pensar desgarra un llanto insostenible más cuando la actitud protectora de los padres no hace renunciar al natural cuidado de los hijos, si son niños en gran razón.

Es una buena razón para inmortalizar este epitafio cargado de una expresión literaria profunda y nacido de un alma noble y virtuoso…

Hacia el este, por el orto, lado con el que saluda a la primera luz del alba, escrito sobre el estucado de yeso ya carcomido por el tiempo o desgastado por los ojos lectores del sol inexpresivo; logré descifrar entre letras entrecortadas, ya borrosas en la superficie áspera desblanquecida, el contenido de esta inspiración:

“Te lanzaste en raudo vuelo de mis brazos a la mansión dichosa, desde allí más que un pequeño consuelo me envíe la madre piadosa”

No carece de ritmo, más aún es rica en rima perfecta y una métrica casi exacta. De hecho está que un especialista en literatura podrá ver la precisión, sometiéndolo al análisis propio y deducir mi coincidente apreciación.

De algo si estoy seguro; que, el “raudo vuelo” es preciso tratándose de la temprana muerte de una niña de tres años que está cobijada en los brazos queridos de los padres y que por el quicio de la muerte fue destinada a la mansión dichosa que es el atrio de Dios; es pues la muerte de un ángel, y no hay duda que un ángel pertenece al reino celestial.

Es esa mansión dichosa donde mora la madre piadosa, madre de Dios que es la intercesora de las almas que aún transitan en el valle de sinsabores de la vida y es suficiente un ápice de consuelo siquiera para quien sufre de impotencia, de dolor y desgarro desesperado, luego de haber perdido al ser más querido y para siempre.

Es un cuarteto nacido de lo más profundo del sentimiento que a pesar de los años fluye como torrente fresco e incesante de la poesía.

Todavía indecisa pintaba la luz trémula del sol en la tibia tarde que arrebataba ya el frío. En las crestas de las montañas que todas las tardes hospedan al astro rey se dibujaba la soledad cual oropéndola desvaneciendo su vivo esplendor, con cuya luz casi gris para mis ojos pude notar que ese occidente gozaba casi eternamente del mensaje y la poesía ofrecida con entusiasmo de recordar la muerte del día en ese espacio pasajero, hasta el siguiente día; consecuencia de la ley cósmica. Esta es una tercera inspiración, aún más latente y piadosa que reza así:

“Tu muerte prematura cambió mi ventura por que tú, tierna criatura bajando a la sepultura arrancaste con amargura mi felicidad futura”

Es la mano de un corazón que se lanza a una plegaria con la ardiente fuerza de un deseo que no se consume, si no, en la inspiración del autor. La rima y el ritmo son perfectos, acercándose mucho a la métrica, propia de la poesía clásica. Hace más de cien años no se conocía la poesía moderna; pero el lenguaje del sentimiento transita permanente en el latir del doloroso pecho perforado por la pérdida prematura del ser querido que de hecho sega de porrazo toda la felicidad venturosa que a la par se duermen para siempre en una sepultura. La ventura repentina arrastrado por la muerte causa dolor y amargura, frustrando planes de felicidad y esperanza que marcan el norte de un futuro porvenir de una familia que se entusiasma con los hijos por verlos felices. De hecho está, que la felicidad es pleno éxito cuando se es feliz y se hace feliz a los demás.

Es esto una muestra intangible de que los hijos si estamos preparados de alguna forma para enterrar a los padres, como si fuera una ley natural; pero muy difícil que los padres estén preparados para enterrar a los hijos. El dolor que es mayor en la adversidad. No resulta ser normal.
He visto llorar padres con insostenible dolor por la pérdida de un hijo; también resistir con suma valentía el avatar de la resignación, que con gesto consolador llega al semblante como si fuera un paño de lágrimas.

La cara que da hacia el sur es un respaldo de resignación, para marcar la trascendental desgracia; mas para perennizar el día de la muerte sosegado por la expresión esperanzadora de “mejor vida”, pues en este valle de penas y lágrimas bíblicamente descritas es también una marca de toda una vida de sabores y sin sabores.

Se notaba ya con los pliegues que se derramaba con la sombra en el solitario cementerio una última lápida improvisada en el yeso; más aún conservada que las otras. Decía con cara que da hacia el sur el siguiente epitafio:

“Pasó a mejor vidael 10 de julio de 1898. Le dedicamos este pequeño monumento que perpetuará su memoria” VMP ----- MAV

Cierto es que por lo menos hasta hoy está perpetuando su memoria; cien años de soledad y olvido enmohecido por el tiempo y el viento fatigado llega chamusqueado a coronar con un soplo a este pequeño monumento que para mis ojos es el más grande de todos los que allí se erigen, por su resistencia indoblegable al avatar del tiempo y el gran significado de su poesía.

Dos cosas he sabido conjugar en esta visita; el tiempo y la poesía, de hecho está que existen monumentos más antiguos y de noble belleza, pero no para el cementerio de Chalampampa, más si se conserva pese a su rústica performancia para esta época y pintado por una singular inspiración poética.

No soy especialista en arquitectura, mucho menos en literatura, sin embargo mi modesto pensar me exige relevar algo significativo, más aún, si sobrevive la poesía en medio de la muerte.

Es preciso manifestar que no hay peor olvido que aquello que no se quiera recordar. El paso del tiempo es solo consecuencia de la ley cósmica; es muy cierto que muchas veces con sus manos marca el signo de muchos acontecimientos; pero no para los ojos que advierte lo que es trascendente a la luz de la cultura y la historia sobre los que se sostiene un pueblo.

Trascender es penetrar hacia la distancia, extenderse comúnmente en lo bueno, trasluciendo y divulgando sustancialmente los efectos de alguna cosa que produzca consecuencias de transformación; es precisamente penetrar en lo oculto, averiguar y comprender que estas acciones despierten interés de observar lo circundante y meditar ante el por que y para que de las cosas.

Todo tiene su razón de existir, y mejor si el tiempo lo conserva. Se edifican monumentos cuando marcan en el tránsito vital, obras o sentimientos de común causa, como perennizar la propia existencia e inmortalizar al mortal. Radica en ello la trascendencia del deificado mas si desempolvamos lo que es y será valioso para la cultura de un pueblo.

eso se trata este pequeño comentario; hallé entre la muerte algo que a muy pocos apasiona, la poesía; si es atrevimiento, pues a ese nivel será el cuestionamiento, creyendo siempre en la existencia de mejores ojos que observen, mentes que analicen o espíritus más sensibilizados de los que deberé aprender.

Trasladarse imaginariamente a través de un análisis de acciones que cuentan con más de cien años de soledad, no es tarea fácil, volver el tiempo mediante la inspiración y para la inspiración, me permitió observar este monumento al que considero de gran importancia. Si vas al cementerio de Chalampampa, visita este lugar, es muy mágico y triste a la vez, pues se está desperdiciando algo valioso…

Autor: Prof. Miguel Ángel Alarcón León
De: Cuentos Andinos y Poesías
Edit. Set. 2008

viernes, 12 de diciembre de 2008

HISTORIA DE LA HACIENDA SAN JUAN DE PILLO


Si bien en la provincia de Huancavelica, la hacienda “Pachacclla” de Federico Salas Guevara Alarco estaba considerada por aquel entonces como la de mayor proyección ganadera de la zona, en el mes de setiembre de 1949, llegó a Pampas Tayacaja, un personaje que en la segunda mitad del siglo, llegaría a desarrollar la ganadería lechera, mas sobresaliente del departamento. A la edad de 24 años NAPOLEON BAZO SANTA MARIA se hizo cargo de la hacienda “San Juan de Pillo”.

Esta hacienda que cuenta con títulos que datan de 1725, fue rematada por el Santo Tribunal de la Inquisición en vista de una deuda que su propietario original tenía con esta institución colonial, adquiriéndola el español Manuel Bañón. Su posterior propietario fue don Vitervo Hostas, hasta los tiempos en que su nieta, Rosa Hostas de Flores Araoz, la vendió a la sociedad conformada por don Benjamín Roca y don Arturo Bazo. En 1937, la hacienda de 10,000 hectáreas fue adquirida por la señora Elvira Santa María, viuda de Bazo Velarde y fue su hijo Napoleón, quien le dio el impulso y la fama a nivel nacional.

Napoleón Bazo Santa María lleva en la sangre la tradición ganadera. Su padre Juan Bazo Velarde, había estado dedicado al negocio de ganado primero en “Corpacancha”, por espacio de 14 años, luego en “Antapongo”, por 10 años, y posteriormente en “Hatun Huasi” y “Río de la Virgen”, hasta el momento de su muerte acaecida en 1935. Napoleón, por su lado, se había profesionalizado en zootecnia y ganadería en Wyoming, Estados Unidos.

Lo resaltante de esta ganadería es que en los siguientes cuarenta años logró obtener por catorce veces el premio “Presidente de la República”, un concurso nacional ganadero que se desarrollaba en diferentes departamentos del Perú donde acudían ejemplares selectos de diferentes criadores establecidos a lo largo y ancho del país. La característica más importante es que los vacunos de raza “Brown Swiss”, logrados en San Juan de Pillo, eran vendidos en las diferentes ferias ganaderas con la garantía de fertilidad y aclimatación a la altura, gracias a un continuo y paciente trabajo de selección y genética que difícilmente fue igualado por otros criadores. Caso similar ocurría con el ganado lanar de raza “Corriedale”.

La producción de leche, quesos y mantequilla complementaba con éxito la venta de reproductores, convirtiendo a la Negociación Bazo Velarde en una empresa lider y admirada por sus resultados. Sin embargo no estaría ajena a los cambios políticos del país y sus actividades se verían seriamente afectadas por la Ley de Reforma Agraria como se podrá apreciar mas adelante.

Durante los primeros años 1950 – 1955, Napoleón Bazo se integraba a la sociedad pampina, todavía soltero y participaba activamente del acontecer social, deportivo y de desarrollo de la zona. Era presidente de la Liga de Futbol distrital en la que competían diferentes equipos entre los que estaban el “Deportivo Impuestos promovido por la Caja de Depósitos y Consignaciones, el equipo “Daniel Hernández”, el equipo de “San Juan de Pillo” y el equipo de “San Pedro”. Entre los jugadores de la época se encontraban Luis “Lucho” Monge, el fiscal Victorio Rosas Benavides, “Bebe” Belledone, Rubén Mendieta, Américo Monge, Lorenzo y Fidel Artica, Tovar, Napoleón y Jorge Bazo, entre otros. Un organizador y promotor de los encuentros era don Gustavo Gamarra.
Todavía no había “Estadio” y gracias al tractor de Napoleón Bazo y al trabajo de nivelación con teodolito de Rodolfo Tramontana, se emparejaron los estadios de Pampas y Acraquia. Los recuerdos de Napoleón se refieren a un famoso albañil. Don Feliciano Peña, quien prácticamente era contratado por la mayoría de vecinos que buscaban mejorar sus viviendas y con mucho cariño se refiere al farmacéutico don Hipólito Martínez (Don Hipo) y su esposa doña Rosario Valenzuela, quien no solo era boticario, sino además se veía obligado a recetar, con acierto, medicamentos, a falta de médico en la ciudad.

Otra anécdota interesante se refiere a la construcción de la carretera de Pampas a Acostambo, la de mas largo tiempo de ejecución, obra que era utilizada en la promesa de todos los políticos que querían llegar a diputados en el Congreso de la república. En esa época trabajó en la obra el ingeniero Ricardo Herrera Monge. Además se contruyó el Hotel del “cojo” Calderón en la Plaza Principal, en donde se rociaba con agua e colonia a todos los visitantes ilustres de la ciudad.

Napoleón Bazo se casó con la señora Gabriel Costa y tuvieron por hijos a Napoleón, José, Ana Gabriela, Fernando, y Delia María. Todos ellos en la actualidad siguen vinculados a los derivados de la leche, establecidos ya en la capital de la República, pero convencidos que la habilidad, capacidad, creatividad y eficiencia fue adquirida en “San Juan de Pillo”, Pampas, tras largos años de intenso trabajo y esfuerzo.

Del Libro “HISTORIA DE HUANCAVELICA” (Tomo II, pgs. 171 - 172)
Autor: Federico Salas Guevara Schultz. Primera Edición. Lima, Noviembre 2008

jueves, 4 de diciembre de 2008

POSTALES DE TAYACAJA IV


Crónica desde Matibamba

Aquí en Matibamba el paisaje trasciende historia. Recordemos que en 1566 don Crisóstomo de Hontiveros era dueño de la Encomienda y que un grupo de mitimaes cayampis plasmaron en este siento, páginas del que dan cuenta las crónicas ubicando a Matibamba “a cuatro jornadas de Pampas”. No olvidemos que aquí los alambiques destilan el mejor aguardiente de la región y antaño la hoja de coca era de primera calidad.

La magia de los nombres

Tayacaja no es solo una provincia, es un sentimiento, por ello al pronunciar el nombre de nuestras estancias sentimos una inmensa alegoría interior. Tocllacuri, Ñahuinpuquio, Alfapata, Quishuar, Antavirus, Mashuaillo, Occoro, Huallhua, Tucuma, Allpahuasi, Atoc o Quintaojo. ¡Qué belleza de nombres de auténtica visión poética!


Nuestros artistas

Tayacaja tiene grandes exponentes en la música andina. Gustavo Córdova Peralta “El chutito de la radio” cuya travesía difundiendo lo nuestro se inicia el año 1934 en Radio Huancayo e integrando “Los zorzales del ande”, luego en Lima en las radios El Sol, Atalaya, San Cristóbal, Santa Rosa, América, Nacional, y finalmente en Radio Luz (Av. Tacna donde antes funcionaba Canal 2 y Radio Victoria). Recuerdo que en la cabina de esa emisora tuve la suerte de hablar con él y entregarle una pequeña nota que escribí destacando sus brillantes cualidades humanas y profesionales.


Junto a él podemos mencionar a Victoria de la Cruz a quien vi en la Peña Hatuchay del jirón Trujillo; a don Bony Zuasnábar que cantaba huaynos y mulizas en Huancayo. Y en la línea criolla está Rafael “Fito” Ríos considerado como el “mejor requinto del Perú” integrando famosos tríos o acompañando a la inolvidable Lucha Reyes.

“Ondas Isabelinas” creación de un tayacajino

El 3 de julio de 1916 –hace 92 años- se fundó la revista “Ondas Isabelinas” del Colegio Santa Isabel de Huancayo cuyo primer número tenía 4 páginas. El director del plantel era entonces Enrique Arnáez Naveda que llegó a desempeñar el cargo de vicerrector de la Universidad San Marcos. Protagonista de este acontecimiento cultural fue César Edmundo Monge Sánchez en su calidad de fundador y primer director de la revista.

Isabel de la Peña de Calderón

Hace 90 años, el 2 de julio de 1918 nació en Anco nuestra notable educadora tayacajina, quien llegó a ocupar el cargo de Directora General del Ministerio de Educación con rango de viceministra. Estudió en el Colegio Miguel Grau (Magdalena del Mar) fundado por Esther Festini de Ramos Ocampo. En este plantel doña Isabel fue alumna, auxiliar, profesora y directora. Siempre atenta a los acontecimientos culturales nos acompañó en las presentaciones de nuestras modestísimas obras “Cielo de fiesta en Tayacaja” y “Literatura de Tayacaja”.

Despedida de Matibamba

Ahora, extasiado con el rumor del río, escucho el casete “Carnaval de Salcahuasi” (grabado en el campo) ¡Qué emoción! hasta parece que danzan en la carretera Diego Auquinivin, Lázaro Yupa Inga Vacachi, Mamaytilac, Curambayo y los gentiles de Alfapata. La noche se hace presente y dejo que hable el corazón, pues, hoy que recuerdo tiernas vivencias, en mi corazón está tu nombre flor de lucero, bella pampina, mágico aroma de amor primero.

Carlos Zúñiga Segura