miércoles, 30 de mayo de 2012

ENTREVISTA AL PINTOR CESAR YAURI



BREVE SEMBLANZA DE CESAR YAURI HUANAY


En el año de 1962 nace en el distrito de Ahuaycha, a pocos kilómetros de la ciudad de Pampas, uno de los mejores pintores de los últimos tiempos a nivel provincial, departamental y regional. Se trata de César Yauri Huanay, quien luego de estudiar su secundaria en el legendario Agropecuario en Pampas, emprende viaje a Lima a estudiar dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes, institución creada y fundada por otro tayacajino como es don Daniel Hernández. En el año de 1989 egresa de esa casa de estudios integrando la Promoción Kausaq Yupi (Huella Viviente) obteniendo el Primer Premio SURMEBAN.

Pero ya desde 1986 venía cosechando premios y distinciones en su carrera como pintor a nivel nacional, y entre el año 2004 y 2005 es finalista de diversos certámenes en España, y luego obtiene el Primer Premio en el IX Certamen Internacional de Pintura Museo Municipal de Alcázar de San Juan (España).

Entre los años de 1991 al 2005 paralelamente viene participando en Exposiciones individuales en diferentes localidades del territorio nacional.También en estos años es invitado a exponer su arte a la República Alemana, Francia, España, Argentina, Marruecos, Yugoeslavia, Rusia, Estados Unidos, Puerto Rico y Venezuela.

Actualmente César Yauri reside en Ciudad Real, muy cerca de Madrid, España, desde donde participa en numerosos eventos en toda Europa difundiendo su maravilloso arte.

César Yauri próximamente estará con nosotros, y viene a participar en una muestra de pintores peruanos residentes en España. Desde ya, los tayacajinos y huancavelicanos en general estaremos atentos a su arribo para brindarle una gran bienvenida a este pintor, heredero de la estirpe de Daniel Hernández.

El BLOG SAPOSAQTA, quiere ir preparando ese gran encuentro con César Yauri Huanay, presentando esta entrevista realizada durante su última visita realizada hace dos años a la ciudad de Pampas y se la brindamos en calidad de primicia.

miércoles, 23 de mayo de 2012

TRIBUTO DEL ORIGEN



                                                   En celebración al aniversario de Tayacaja
Cuando salí del pueblo, los jilgueros interrumpieron su canto, como si la luz de la alegría se guardara en silente recogimiento, alterando el cielo, la placidez del parque. No me pregunten por qué nunca dije adiós: cómo iba a hacerlo. Soy agua del puquial, rueca del sueño, voz enjambrada en el lienzo de la noche que deviene en esperanza recurrente.

A cada instante pienso en mi tierra. Hay algo de mi imantado a su nombre. Por eso cuando vuelvo, bajo el frescor de la mañana abro la ventana. Silbo como un pájaro y me alimento de rocío. En cada esquina tensa la memoria, la nostalgia se expande y como el viento uno se marcha del pueblo sin irse para siempre.
En estos días de junio en nuestro parque, en nuestro cielo, parezco un forastero flagelado por el viento. La mala hierba oculta el candado de la cantina donde aprendí a descifrar los oráculos, en la respiración contenida de la noche.

Agujereado el alma transito calles de humedecidos párpados. Por el fervor de mi espíritu me esperanzo en la bondad de los astros. Mis padres y abuelos insinúan sus perfiles, visiones consagradas retoñan su ajado cromatismo y requiebran a las muchachas de trenzas adornadas con flores del campo.

Los recuerdos chisporrotean como leños de eucalipto e iluminan como la Luna sin ser la Luna. Las promesas aroman como flores pero no son las flores.  En la morada del rústico camino junto al árbol de la antigua ceremonia los primeros amores se establecen en la sangre y se encumbran en el apogeo de los besos y caricias.

En el barrio de Chalampampa  palpitan recuerdos. Un ramillete de hortensias en vegetal conjuro, florece alrededor de nuestras huellas. Desde lo alto del cerro  San Cristóbal un jilguero sideral vigila la morada y nuestros pasos. Aquí en Pampas los racimos son azules y el amor florece incluso más allá de la vida o la muerte.

Cuando uno regresa a Pampas hay danzas en los pastizales del cielo y en rumorosa procesión, los jilgueros cantan alegrías en la inmensa tranquilidad, donde el calor del espíritu sustenta la vida y los sueños del mañana. En la noche cuando descansas en el  cuarto del hotel, invisible por el lenguaje y para la voz del silencio todo lo que viviste en el pueblo de tu origen,  agitan sus velos transparentes. Es la noche de la soledad varada bajo la lluvia de junio.

Por eso te pido, no me niegues tu compañía: cada mañana que canta, cada noche que llora acaricia conmigo la memoria del ancestro que aún es sangre viva. Llámame amigo, compadre, hermano, o simplemente abrázame con  el fogón encendido de tu cariño.

Carlos Zúñiga Segura
Colaborador exclusivo de Saposaqta

martes, 15 de mayo de 2012

VIOLINISTA DE TAYACAJA


Todos miramos al violinista: nacer, morir, renacer, en el instante mismo de la tierra.
Entre canciones que fluyen de espléndidas tinajas plasmadas por alfareros de Ahuaycha, los olvidados vestigios alimentan el silencio amarillo del waranway. El violinista tiene la mirada llena de presagios, importante es aliviar las pulsaciones recónditas, alejar en silenciosa ceremonia  las heridas cotidianas de uno mismo. Le abrazamos uno por uno, iniciando el camino del retorno a los orígenes. Con esta lluvia, mis padres llegan puros ¡Oh,. viejo hogar!

El sol corretea en los mallquis de aliso de Pamuri. Tayaguaman nuestro chasqui  mayor recorre el camino del inca en las alturas, mientras la luna reposa guarecida en brazos de años eucaliptos. El sol irradia sus mejores galas. En las calles los hombres lucen el gorro llamado llojo y, como sombrero, las monteras, en forma de media luna, sujetas al cuello con cintas de distintos colores. Las mujeres visten la ropa de casa limpia y presentable, confeccionada en tela de color blanco y de marrón los bordes inferiores. ¡Ave María, Purísima!

La gente está más unida que nunca. Unos tocan el longor recogido bajo la protección de la luna llena, otros la tinya que luce una cerdilla con  espina para mejor resonancia. Todos forman una extraordinaria sinfonía, el conjunto instrumental es la voz coral de los ayllus, la música auténtica de la identidad unida al ritmo sonoro del río y la reverberación de los animales con sus cintas de colores en las orejas. En estos días de encantamiento nadie vive en soledad, no hay tiempo para que el alma se cobije en el silencio del viento.

La gente mira al violinista, no le reconoce. Cuando les cuenta que está triste porque las autoridades han mandado derruir las dos tumbas hechas con piedras alaimosca donde descansaban sus padres y abuelos, se ríen y dicen que habla cojudeces. Solo los viejos saben que tiene su tambo en San Juan de Pillo y su atalaya en Viñas. Que es silbo del viento, invisible danzante que –sonaja en mano- se hace memoria de candela, revelación del oráculo diluyendo las sombras que amenazan a los frágiles pajarillos.

Ahora danza alrededor de una mujer embarazada, danza, la hace dar a luz, danza, muestra al recién nacido y al instante lo hace desaparecer ante los ojos atónitos de los espectadores. Danza, danza. Arpa, violín, pañuelo, danza. Corazón madre: el viento siente asombro ante la vida.

El violinista está leyendo oráculos en las hojas de coca. Un día no my lejano -señala mirándonos fijamente- cuando caiga la lluvia por siete días y sus noches, cuando en el cielo aparezcan dos soles candentes no sabrán qué hacer en ese tiempo largo y azaroso. Entonces si recordarán las palabras de Curambayo que no decía cojudeces y le pedirán que nos ayude.

Es noche de luna en la hacienda San  Juan de Pillo. Desde el mirador de la ancestral capilla se contempla el paisaje pleno de alegorías, con tapiales florecidos en el poder dulcificador de la evocación. Entonces, la fibra de las vivencias se despliega en un tono conversacional revelando el maderamen tristón del corazón que, pese a todo, sabe cantar las claves emotivas de la vida.

Porque hoy, como nunca, llegas a la hora precisa a celebrar el amor verdadero y a conocer al violinista que trae a tu memoria los huaynos que responden a tu propio sufrimiento. Pienso que a estas alturas será un privilegio nacer, morir, renacer juntos en el corazón herido de la humanidad.

Carlos Zúñiga Segura
Colaborador exclusivo de Saposaqta

sábado, 12 de mayo de 2012

HOMENAJE A LA MADRE



Sin duda que la población del mundo entero el domingo 13 de mayo realizara  una pausa en sus habituales labores,  en esta oportunidad no solo para recordar una formalidad protocolar del calendario, sino con un singular motivo que trasciende mas allá de las formalismos por tratarse de un SER INCOMPARABLE….. Cual?

Aquel ser que nos trajo al mundo, de quien cuando niños bebimos el cristalino licor de su pecho impregnado de sabor a nobleza, fortaleza y verdadera dulzura, luego en el devenir del tiempo cotidianamente nos prodigo todos sus atenciones y cuidados repletos de ternura.

Ser incomparable, noble, dócil, amorosa, que siendo fuerte se estremece con el llanto de un niño, y siendo débil para proteger a los suyos se reviste con la bravura de un  felino.

Ciertamente  faltarían formas, palabras y tiempo  para siquiera intentar una definición de la inmensidad de bondades de una MADRE, en su verdadera dimensión. Por ello para ese intento solo  apelaremos a emular al poeta y expresar  literalmente diciendo: “Hay una mujer que tiene algo de DIOS por la inmensidad de su amor  y mucho de ANGEL por la incansable solicitud de sus cuidados…..”

Vaya pues desde SAPOSAQTA nuestro más fervoroso homenaje a todas las MADRES del mundo, a las MADRES Peruanas y más familiarmente a la MADRE PAMPINA, reiterándoles  eterna gratitud  por lo grandioso de su significado en nuestra existencia. 

Al tiempo de rendir este sencillo pero cariñoso homenaje  a nuestras dignas madres de Pampas Tayacaja, hacemos extensivo nuestro saludo aquellas MADRES trabajadoras que con invalorable esfuerzo llevan el sustento a sus hogares, a la MADRE CAMPESINA, que con su pertinaz esfuerzo y ejemplar laboriosidad en los mas recónditos parajes de la patria, facilitan  el abastecimiento con agroalimentos a las ciudades, contribuyendo  con la seguridad alimentaria del país. Madre que en la pobreza se conforma con lo que posee y aun manteniéndose en la “ignorancia”, por la falta de oportunidades de instrucción y conocimientos formales sistematizados, conoce los secretos de la vida,  con solo el conocimiento practico ancestral que data hace mas de diez mil años, dominando los secretos de la vida con el rigor que solo un sabio lo puede.

Igualmente nuestro sentido recuerdo a las MADRES  que han partido a la eternidad. A las Madres abandonadas, incomprensiblemente olvidadas hasta en su propio día, (segundo domingo de mayo), Madres que sufren olvido e ingratitud, peor aun por la insultante propaganda y voracidad mercantil del capitalismo salvaje, que  perversamente pretende reducir fechas tan significativas como el DÍA DE LA MADRE, a solo vulgares comerciales y entrega de objetos materiales con  oropel valor. No obstante estar demostrado que el sacrificio de CRISTO en la cruz por la salvación de la humanidad, solo es comparable con el amor de una MADRE.

Con  eterna gratitud a ellas.

Autor: Magno Gutierrez Enriquez
Colaborador de Saposaqta

domingo, 6 de mayo de 2012

RECUERDOS DE SALCABAMBA




Reproducimos un artículo publicado en la Revista “Rebeldías” en el siglo pasado, crónica escrita por Ángel Prialé, donde sus escritos son de vital importancia de la historia de Huancavelica.

En este artículo encontramos en detalle cómo se veía por aquel entonces el “hermoso pueblito" de Salcabamba, de aspecto urbano humilde, pero cuyas bellezas naturales lo convierten en un rincón poético inolvidable. Sus casitas son rústicas en su mayor parte; algunas cuantas de aspecto mejor acabado por pertenecer a hacendados de la zona, otras con techumbre de paja, se hallan enfiladas en dos hileras, que hacen un remedo de calle.

El pueblito presenta un declive notable que causa gran fatiga en el forastero y además, caracteriza, de forma peculiar, el andar de los vecinos.

Durante el día, la naturaleza comunica alegría y vida, pero las noches son lóbregas y silenciosas, causan terror por su espesa oscuridad y obligan al refugio. Salcabamba ha sido en otras épocas centro de grandes fiestas en la que los hacendados se reunían haciendo gala de riqueza y de generosidad. Allí se vieron arder monumentales castillos de fuegos artificiales, notables corridas de toros y grandes jugadas de gallos; los aficionados al cabalgar lucían arreos de plata en caballos de primera clase; se daban grandes comilonas, solo igualables por las bodas de Camacho.

Salcabamba fue lugar de notables como don Eusebio Morales, don Matías Arana y otros, que pasaron por este mundo viviendo una larga vida de satisfacciones.

Al hacer estos apuntes, dice Ángel Prialé, no se puede olvidar a uno de los mas originales caballeros andantes de este mundo, propietario de un flaco rocín, chiste en los labios y hambre en el estómago; el tío Juan Rivas cuya historia cuenta que en una ocasión se reunieron los vecinos de Salcabamba y resolvieron sentenciar a la pena de la horca al buen tío Juan, por el delito de traición a la Patria. Una vez en prisión nuestro Quijote de aquellos montes y serranías se sintió un héroe, un mártir y creyó en la inmortalidad de su nombre.

Aproximándose la hora de su ejecución fue llevado al cementerio en donde se levantaba amenazante la siniestra horca. El tío Juan, lloroso se despidió de sus fieles amigos y encomendó su alma a Dios; hizo testamento verbal dejando su caballo flaco, a su único patrimonio, a su sobrino José Abad.

El momento era solemne, ni una sola voz interrumpía el silencio. La brisa mecía suavemente las hierbas silvestres que como homenaje de la naturaleza, adornaban las tumbas de los olvidados.

El verdugo colocó la soga homicida al cuello delgado y duro del tío Juan, que parecía dispuesto a victimarlo cuando los acompañantes prorrumpieron en estridentes carcajadas y retornaron al pueblo vivando al héroe, el tío Juan.

Se había tratado solo de una macabra broma.

La clase dominante en aquella época eran los hacendados, quienes manejaban el monopolio de propiedad de la tierra y dentro de estas, vivían familias de campesinos quienes disponían de ciertos sectores asignados para realizar su propia siembra o crianza menor de ganado a cambio de de retribuir con su trabajo, el laboreo en las siembras y cosechas del dueño, el cuidado y pastoreo del ganado; y por turnos (semanal o quincenal), el servicio domiciliario, tanto en la misma hacienda como en la ciudad.

De este sistema salió el “pongo” que viene de la palabra quechua “puncu” que eran servicios de mano y de mandado. Otros servicios incluían al “yanaconaje”, quien hacía uso de tierra y pagaba con parte de su cosecha y, en algunos casos, el “partidario” sembraba a medias con el patrón. Era en esencia un sistema feudal.

Fuente: Historia de Huancavelica
Autor del Libro: Federico Salas Schultz
Primera Edición  Noviembre del 2008 (Página 26) Tomo II
Autor del artículo: Ángel Prialé