martes, 1 de abril de 2014

CIELO DE TRISTEZA EN TAYACAJA


CIELO DE TRISTEZA EN TAYACAJA

Señalar y difundir  los florecimientos de su espíritu humanístico,  era corresponder el honor de su amistad. Siempre con el corazón en la mano para servir al amigo, al hermano, al paisano. Siempre generosa y vital para asumir compromisos  con la provincia, a través de la Presidencia del Club Provincial del que fue fundadora y presidenta en dos oportunidades. Siempre con la sonrisa esplendorosa, franca, leal, transparente, trasmitiendo entusiasmo, contagiando sueños y el orgullo de haber nacido en las mágicas tierras de Tayacaja.

Nuestra Dama Tayacajina
MARINA  ABAD  DE LANDA
ahora vive en la morada del corazón y la memoria.

Aquí en su velatorio, estamos todos  a su lado,  para decirle en silencio todo el caudal de cariño,  respeto y admiración que sentimos por élla desde el fondo de nuestros corazones.  Afloran recuerdos, vivencias que escribieron historias institucionales, familiares y amicales. Todo corre como un río que atropella, se calma y vuelve a atropellar en este cariño que se  enluta por nuestra querida Marina.

El 20 de enero de 1973 su fervor religioso y la devoción para con la Virgen Purísima Patrona de Pampas Tayacaja, la llevó a celebrar la primera fiesta en Lima en compañía de su esposo el entonces Teniente Coronel Mauro Landa y los celebró en su domicilio ubicado en  Trinitarias 163 Salamanca,  a donde concurrieron los pampinos residentes en Lima. 

En un reportaje publicado en el libro Celebración de la Virgen  Purísima nos dijo: “La fiesta se celebró el mismo 20 de enero (como en nuestra tierra) con una misa en la Iglesia Nuestra Señora de la Esperanza ubicada en la avenida Los Quechuas No. 346 de Salamanca, desde el templo trasladamos en procesión a la Virgen hasta nuestro domicilio. A lo largo del camino se reventaron  cohetes traídos de  norte y donados por Humberto Sánchez (…) En este gran reencuentro de pampinos la mayoría derramó lágrimas, pues  tuvimos la ocasión de abrazar a los amigos y familiares a quienes no veíamos por muchos años. Fue inolvidable la fiesta y estoy segura que muchos recuerdan con nostalgia ese año”.

Es cierto, Marina congregaba a los pampinos con su carisma, don de gentes y esa mágica aura con que Dios supo engalanar su personalidad.

 “Poblada de ternuras, mi casa es tu casa” – decías a todos Marinita- y sonreías para avivar la suprema iluminación del entusiasmo. Ahora desde esta ventana SAPOSAQTA solo puedo decir:  MARINA ABAD DE LANDA este día de marzo te has ido sin irte de tu pueblo, pues, tu ejemplo seguirá alumbrando el cielo de Tayacaja.

Carlos Zúñiga Segura
Colaborador exclusivo de Saposaqta


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