El distrito de Daniel Hernández, creado por Ley 12529 del 9
de enero de 1956, es uno de los distritos de la
provincia de Tayacaja, ubicada a poca distancia de la capital provincial, su
jurisdicción abarca 106.92 km2 de extensión superficial, con una población
de 10,180 habitantes,(INEI 2015).
Sin
duda, el lugar más característico de este distrito es el vecindario familiar y
cariñosamente denominado Carhuaturco, donde hasta los años
70 desde inmediaciones del Mercado
actual, hasta los límites con Allpahuasi, congregaba a moradores vinculados por
lazos familiares muy cercanos, pero también a ciudadanos con quienes existía
relaciones amicales verdaderas, formando una sociedad solidaria, reciproca e
integrada.
Situación
que en las últimas décadas ha experimentado cambios radicales con la masiva afluencia
de nuevas humanidades, estimulados por diversas razones, perdiéndose con ello,
la mística e identidad originaria del querido y añorado barrio de Carhuaturco y su entorno.
Realidad
inevitable como históricamente suele ocurrir en las sociedades de la época, en
el que unos salen y otros llegan, en una suerte de inadvertidos remplazos,
añadiendo otro sabor y estilo a la combinación innata de influencias pampinas
en el distrito, dando lugar a una mixtura nueva sin consonancia, ajena a la
popular reputación de origen de los Carhuaturquinos hospitalarios, generosos,
festivos y amigueros, y por añadidura siendo lo más irónico que en el
calendario cívico del distrito, al parecer no existe ninguna fecha en que se
rinda homenaje al prestigioso tayacajino
Daniel Hernández Morillo, a pesar de que el distrito ostenta el nombre
de este ilustre personaje. Un verdadero contrasentido, que debería ser enmendado
perentoriamente.
Sin
embargo, más allá de los contrastes causados por la realidad señalada, en Daniel Hernández continúan
incólumes los parajes, las colinas, los villorrios asentados dentro de su
ámbito geográfico y, como no, los recuerdos de aquellas épocas de hermandad,
familiaridad y autentica amistad, de las tardes peloteras en Álvaro Pampa, de
las noches de jarana y serenata, de aquella juventud impetuosa, destacando los
familiarmente denominados Intocables
por su excepcionales dotes para el pugilismo y la pelea limpia, de la fiesta de
la Cruz con los tradicionales Kirmas,
del Santiago genuino y, entre las tradiciones y costumbres que recuerdo, la
festividad a San Martin de Porres en el mes de noviembre, quedando solo la añoranza lejana de aquel Carhuaturco amigable y magnánimo.
No
obstante los imponderables anotados, agravados por el masivo y desordenado
crecimiento urbano que no solo compromete importantes áreas con alto potencial
agrícola, sino que la deformación del valle afecta seriamente el ecosistema
mismo; considero oportuno recordar que, Daniel Hernández como continuación del
valle de Pampas Tayacaja, tiene ahí sus atractivos como La Colpa con el
manantial de agua mineral al que se le atribuyen hasta propiedades medicinales,
Viñas, la quebrada de Atocc con su camino y vestigios Incas, las elevaciones de
Uysus, Allpahuasi, Pampa Blanca, Rundo, Ayaorco, los guindales de Pacamarca,
entre los que repaso mentalmente, lugares recomendables para visitar en pos de
quietud y a la vez para practicar el
ocio productivo, imitando el puro estilo de los griegos.
MAGNO GUTIÉRREZ ENRÍQUEZ